viernes, 28 de diciembre de 2018

TEMA 8: EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL REINADO DE FERNANDO VII

EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833):

Tras el Tratado de Valençay(diciembre de 1813) Fernando VII regresaba a España tras permaneces once años cautivo en Bayona. En su ausencia gran parte de los españoles, los denominados "patriotas", no habían reconocido la autoridad de José I pues consideraban que sólo Fernando VII tenía la legitimidad. Esta situación había derivado en una guerra contra los franceses si bien entre los patriotas existía una división entre los absolutistas, partidarios de mantener el Antiguo Régimen, y los liberales, que aún respetando la autoridad de Fernando VII, querían aprovechar su ausencia para realizar una serie de reformas que acabasen con el Antiguo Régimen y estableciese una monarquía parlamentaria de corte liberal. 
La postura liberal prospero y dio lugar a la reunión de las Cortes de Cádiz y la aprobación de la primera Constitución de la Historia de España en la creencia de que el rey, a su regreso, la aceptaría.
Sin embargo, la derrota definitiva de Napoleón en 1815 supuso en Europa el retorno a los principios absolutistas en un intento de eliminar cualquier rastro de la Revolución Francesa. El primer ministro austriaco Metternich convocó a las potencias europeas en Viena con la intención de restaurar el mapa de Europa, alterado tras las conquistas napoleónicas y establecer el derecho de los"reyes legítimos" a recuperar sus tronos. Así mismo, Austria, Prusia y Rusia formaron una Santa Alianza, a la que posteriormente se sumó Francia, en un deseo de intervenir donde surgiesen en un futuro nuevos brotes revolucionarios para impedir que de nuevo se repitiesen los acontecimientos revolucionarios ocurridos en Francia entre 1789 y 1815.

EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820):
Es en este contexto de desmoronamiento del imperio napoleónico y regreso  a los ideales absolutistas en el cual Fernando VII regresó a España en marzo de 1814.  Sin embargo, Fernando VII, apodado "el deseado" por el pueblo, decide no dirigirse directamente a Madrid sino que primeramente recorre algunos territorios del Reino en un deseo de comprobar los apoyos con los que contaba. Así entra por Cataluña en marzo de 1814, se dirige a Zaragoza y desde allí a Valencia. Fernando VII es recibido como un libertador por el pueblo y empieza a tomar conciencia de que los deseos de reforma liberal solamente habían calado entre una minoría (una clase media urbana e intelectual) mientras que el pueblo anhelaba volver al orden establecido. Este hecho se ve constatado cuando un grupo de diputados absolutistas firman el denominado "Manifiesto de los Persas" en el que solicitan la vuelta al absolutismo y, ya en Valencia, recibe el apoyo de parte del ejército,
Finalmente, el 4 de mayo de 1814 Fernando VII publica el Decreto por el que anula la Constitución  así como toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz "como si no hubieran pasado jamás tales actos". Ello suponía la vuelta al absolutismo y la persecución de aquellos diputados e intelectuales que habían  participado o apoyado la obra revolucionaria. Un gran número de diputados y liberales huyen hacia el exilio, fundamentalmente hacia Inglaterra a través de Gibraltar. De hecho se persiguió de manera más severa a los liberales, que habían luchado contra los franceses, que a los "afrancesados" que habían reconocido a José I.
En los meses sucesivos,  Fernando VII restaura las instituciones suprimidas por Las Cortes tales como la Inquisición, la Mesta, los antiguos consejos, los gremios, el régimen señorial o las instituciones feudales a la vez que se devolvían a la Iglesia los bienes desamortizados. Era un intento por borrar toda huella de la labor de las Cortes y de regresar a la etapa anterior a 1802.
Mientras tanto, en los territorios coloniales americanos, aprovechando el desgobierno de los años de la guerra de la Independencia que había dado lugar, al igual que en la península,  a la creación de Juntas, los deseos de independencia habían prosperado y se vieron acentuados ante la actitud absolutista del rey. El comienzo de la Guerra de la Independencia de las colonias americanas sumió a la Hacienda real a una gran quiebra acentuada por la ineficacia de unos gobiernos volátiles que apenas duraban meses y en los que la voluntad del rey cambiaba por  la influencia de una camarilla integrada por personas que sólo buscaban el beneficio individual y el enriquecimiento rápido. A este sistema corrupto había que sumar los gastos que suponían para las arcas reales una guerra en ultramar así como el hecho de que la independencia de los territorios americanos suponía el fin de la llegada de un comercio colonial que durante siglos había sustentado a los reyes españoles.
Si bien, el gobierno de Fernando VII también había anulado la igualdad jurídica restaurando los privilegios fiscales de la nobleza y el clero, la quiebra de la Hacienda hizo urgente aprobar algunas medidas liberales.Así, en 1817 el ministro Martín de Garay propuso abolir los privilegios fiscales y establecer un sistema contributivo proporcional a los ingresos; sin embargo, dicha propuesta chocó con la oposición de los estamentos privilegiados, nobleza y Clero, que se oponían a contribuir económicamente a las arcas del Estado renunciando a sus privilegios centenarios.
Mientras tanto, a la debilidad económica del gobierno de Fernando VII se sumaba la política pues, a pesar de la dura represión contra los liberales, estos se organizaron de manera clandestina para combatir al absolutismo, siendo especialmente importante la presencia de liberales entre las filas del ejército y en logias masónicas. Se fueron sucediendo así una serie de pronunciamientos (intentos de golpe de estado) que terminaron fracasaron al no contar con suficientes apoyos militar y popular.
Esta situación cambió cuando el 1 de enero de 1820, el ejército acantonado en el pueblo de las cabezas de San Juan ( Sevilla) que estaba esperando a ser embarcado en Cádiz rumbo a América, se sublevó bajo el mando del teniente coronel Rafael del Riego. La revolución se extendió por Andalucía y otras ciudades españolas por lo que, el 7 de marzo de 1820 Fernando VII, acosado por el ejército sublevado se vio obligado a jurar la constitución de Cádiz en un famoso discurso en el que declaraba: " (...) me habeis hecho entender vuestro anhelo de que se restableciese aquella Constitucion que entre el estruendo de armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812, al propio tiempo que con asombro del mundo combatiais por la libertad de la patria. He oido vuestros votos, y cual tierno Padre he condescendido á lo que mis hijos reputan conducente á su felicidad. He jurado esa Constitucion, por la cual suspirábais, y seré siempre su mas firme apoyo.(...)Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional (...).


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Alzamiento de Riego y recorrido. Otros alzamientos militares en apoyo a Riego (1820).

EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823):

Tras la jura de la Constitución de 1812 por Fernando VII se formó un gobierno liberal cuya primer atarea consistió en recuperar muchos de los decretos promulgados por las Cortes de Cádiz y suprimidos por Fernando VII.
Se estableció un sistema liberal que recuperaba libertades individuales básicas como la libertad religiosa o la libertad de expresión y prensa mientras que se suprimía la Inquisición y se reponían en las diputaciones y ayuntamientos las autoridades constitucionales depuestas en la etapa anterior. Igualmente se recuperaba la figura de la Milicia Nacional, cuerpo militar formado por voluntarios para defender el sistema constitucional. Por otro lado se multiplicaron las sociedades patrióticas, especie de clubes abiertos para el debate político.
Mientras tanto Fernando VII conspiraba para derribar el sistema constitucional mientras que las monarquías absolutistas europeas veían con desconfianza la senda constitucional seguida en España.
Conforme avanzó la etapa, se evidenció la diferencia de los liberales en dos grupos diferenciados: - Liberales  moderados: no deseaban una ruptura total con el sistema anterior  sino que aspiraban a la aceptación e integración del nuevo sistema político por parte del rey y los sectores aristocráticos. Para ello deseaban que la figura del rey siguiese concentrando gran poder en sus manos así como la creación de un senado elegido no democráticamente sino integrado por los miembros de las familias aristoráticas (a semejanza de la  Cámara de los Lores británica) a la vez que eran partidarios de una restricción de las libertades, sobre todo la de expresión y prensa.
Liberales exaltados o progresistas: querían la implementación total de la Constitución de 1812 y mayores libertades a la par que pedían recortar los poderes del rey e incluso, en algunos casos, defendían la república como forma de gobierno. Este liberalismo popular dio lugar a la reaparición del fenómeno de las juntas.
 El gobierno, de signo moderado, emprendió una serie de medidas conservadoras tales como la disolución del "ejército de la isla", cuyo amotinamiento habían provocado el cambio político; así como la supresión de las sociedades patrióticas, consideradas un instrumento al servicio de los liberales más radicales para derrocar al gobierno. se optaba así por reformar la Constitución de 1812, sustituyendo algunas de sus medidas más revolucionarias por otras más conservadoras como el sufragio censitario o la introducción de un parlamento bicameral. Sin embargo, la oposición de los exaltados impidieron dichas reformas constitucionales.
Igualmente, el gobierno moderado, presionado por los exaltados, tuvo que ceder ante algunas de sus pretensiones como la supresión de las órdenes monacales y reforma de regulares, la supresión de los gremios así como de los mayorazgos y propiedades vinculadas. También, siguiendo la iniciativa iniciada por las Cortes gaditanas en 1812, se procedió a la desamortización de los bienes de la Iglesia. Todas estas medidas pretendían la supresión de instituciones propias del Antiguo Régimen que impedían el desarrollo de la economía española a la par que se buscaba sanear la Hacienda, en déficit por la guerra de independencia americana y la mala gestión de los gobiernos anteriores.
El gobierno moderado se encontró en medio de la oposición por un lado de los liberales exaltados que conjuraban para derrocar el gobierno y establece otro que avanzase en la aprobación de medidas más radicales; mientras que por el otro, el rey y los sectores más reaccionarios conspiraban igualmente para volver al absolutismo. Así, en alguna provincias del norte de España (Navarra y Provincias Vascas), castellanas y en Cataluña y Aragón aparecieron Milicias Realistas integradas en gran parte por campesinos reacios a las reformas liberales y alimentados por el clero.
Entre los días 6 y 7 de julio de 1822 hubo un intento de golpe de Estado de la Guardia Real que fue abortado por la intervención de la Milicia Nacional y el Ayuntamiento de Madrid. Ello supuso la sustitución al frente del gobierno de los liberales moderados por los exaltados mientras que las potencias absolutistas de Europa veían cada vez más urgente la intervención militar de la Santa Alianza en España para "liberar" al rey Fernando VII y restaurar el absolutismo.
Con tal finalidad,  en abril de 1823 un ejército francés, los "Cien Mil Hijos de San Luis" capitaneados por el duque de Angulema, invadían España pero en esta ocasión para devolver a Fernando VII el poder absoluto Ante el avance de las tropas absolutistas el gobierno decidió marchar a Cádiz en un intento de hacer renacer el espíritu de la guerra de independencia contra los franceses. Sin embargo, Fernando VII se opuso a marchar a Cádiz mientras que gran parte del pueblo no sólo no se oponían a los franceses sino que los recibían como libertadores.
Ante el escaso apoyo popular, la resistencia en Cádiz apenas duró hasta septiembre y el 1 de octubre de 1823 Fernando VII restauraba la monarquía absoluta a la par que ordenaba una persecución implacable contra los liberales.

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LA OMINOSA DÉCADA (1823-1833):

La restauración de la monarquía absoluta por Fernando VII supuso el inicio de la etapa más oscura de su reinado marcado por la persecución y represión del liberalismo. El general Riego, artífice de sublevación liberal de 1820 fue la primera víctima siendo seguida de innumerables ilustrados que terminaron, ejecutados, presos o, en su mayor parte, exiliados; fundamentalmente en Gran Bretaña y, a partir de 1830, en Francia.
Para la represión del liberalismo se utilizaron distintos instrumentos:
- En 1824 se crearon la Superintendencia General de Policía y comisiones militares, cuya finalidad era la depuración del ejército, funcionarios civiles y clero de elementos liberales.
- De manera alternativa a las Milicias Nacionales, creadas por el régimen liberal, se creó un Cuerpo de voluntarios realistas integrados fundamentalmente por clases populares que apoyaban el absolutismo al ver al liberalismo como una ideología de la clase burguesa.
- Los tribunales de justicia actuaron de manera severa ante cualquier indicio de apoyo a la causa liberal siendo especialmente significativo el proceso en Granada contra Mariana Pineda acusada de bordar en una bandera el lema liberal "Libertad, Igualdad, Ley".

Os dejo un breve documental  sobre la vida de Mariana Pineda:



- El trienio liberal había suprimido la Inquisición la cual fue restaurada si bien con otro nombre, el de Juntas de Fe; siendo en 1826 ejecutado en Valencia  el último reo acusado de herejía.

Si bien se restauró el absolutismo, resultó imposible restaurar el Antiguo Régimen en su totalidad, por lo que los gobiernos de esta etapa intentaron realizar una serie de reformas económicas y administrativas que modernizaran el Estado aún manteniendo el rey el poder absoluto. Era la opción más moderada dentro de los absolutistas que optaron por una vía intermedia en un intento de mantener el poder absolutista que, sin embargo,contaba con la oposición tanto de los absolutistas acérrimos, opuestos a cualquier apertura del régimen absolutista, como de los liberales, que conspiraban para derrocar el absolutismo.
España terminó perdiendo la mayor parte de las colonias americanas lo que supuso un agravamiento de la Hacienda debido tanto a los gastos generados por la guerra de independencia de las colonias americanas como al fin de la llegada de ingresos procedentes de dichas colonias.
Por este motivo, se hacía necesaria  una reforma fiscal llevada a cabo con desigual éxito por el ministro Luis López Ballesteros. Entre las medidas tomadas por él, algunas fracasaron como  el intento de restaurar antiguos impuestos, si bien otras, de mayor calado, si tuvieron éxito como la creación por primera vez de unos presupuestos del Estado, la creación de una Real Caja de Amortización y Tribunal de Cuentas; la reducción de la deuda pública y la concesión de la explotación en régimen de alquiler de minas a compañías extranjeras.
Así mismo se llevaron otras reformas administrativas como la creación del Consejo de Ministros, del Banco de San Fernando, de la Bolsa de Comercio o del Ministerio de Fomento, encargado d ela planificación y ejecución de las obras públicas.
Los últimos años del reinado de Fernando VII vinieron marcados por la fuerte oposición de los ultraabsolutistas, que se aglutinaron en torno a la figura de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII,quien se perfilaba como su posible sucesor ante la inexistencia de un heredero del trono. Éste descontento de los absolutistas más acérrimos dio lugar a diversas insurrecciones absolutistas como la conocida como guerra de los agraviados o malcontents en 1827, que aspiraba a provocar a la sustitución en el trono de Fernando VII por su hermano quien debía restaurar la versión más represiva del Antiguo Régimen. Por su parte también los liberales conspiraban para derrocar a Fernando VII, siendo el último motín sofocado el del general Torrijos en 1831.
Estos motines, tanto absolutistas como liberales, evidenciaban la precaria situación en la que se encontraba el trono de Fernando VII. Es por ello, por lo que tras su matrimonio con María Cristina de Borbón, decidió asegurar la sucesión  directa al trono independientemente del sexo de su primogénito. Para ello debía derogar la Ley Sálica que prohibía el acceso trono a las mujeres para lo cual se público la Pragmática Sanción en marzo de 1830 que  hacía pública y aplicaba la Sanción de 1789, aprobada durante el reinado de Carlos IV, que derogaba dicha ley permitiendo el acceso al trono a las mujeres si no tenían hermanos varones, retomando la línea sucesoria establecida en el Código de las Siete Partidas de Alfonso X de Castilla.
Este cambio en el sistema sucesorio alejaba a Carlos María Isidro de la sucesión al trono, sobre todo a raíz del nacimiento de la hija primogénita de Fernando VII en octubre de ese mismo año de 1830, la infanta Isabel. Ello hizo que se fuera gestando un "partido carlista", también conocido como apostólicos,  que negaban la validez de dicha Pragmática Sanción y defendían la opción de Carlos María Isidro al trono como la única válida. En verano de 1832 durante los sucesos conocidos como sucesos de La Granja, un Fernando VII gravemente enfermo, presionado por los carlistas, abolió la Pragmática Sanción restaurando la Ley Sálica.
Sin embargo, tras su recuperación, Fernando VII volvió de nuevo a abolir la Ley Sálica y el hermano del Rey tuvo que marcharse a Portugal, donde se postuló como el legítimo heredero al trono no reconociendo la línea sucesoria femenina en la figura de su sobrina Isabel. Frente a la radicalización de los absolutistas, los más moderados veían en el apoyo de los liberales, la única posibilidad de hacer efectiva la sucesión al trono de Isabel por lo que los últimos años del reinado de Fernando VII vinieron marcados por una cierta apertura hacia el liberalismo a través de la publicación de dos amnistías que permitieron el regreso de numerosos liberales, hasta entonces en el exilio.
El 29  de septiembre de 1833 moría Fernando VII dejando como sucesora a la corona a su hija Isabel II, quien, con tan sólo dos años, fue proclamada reina. Esta situación abría nuevas posibilidades a los liberales que veían la oportunidad con el reinado de una niña, de sustituir lo que aún persistía del Antiguo Régimen por un nuevo modelo de Estado liberal. Por el contrario, Carlos María Isidro se autoproclamó rey legítimo en virtud de la Ley Sálica no reconociendo a su sobrina como reina. En los día sucesivos se produjeron levantamientos armados y enfrentamientos entre los isabelinos y los carlistas. Eran los primeros actos del comienzo de una guerra civil que habría de marcar los primeros años de la reina Isabel II.

Para repasar os dejo el power pint del tema visto en clase:


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