jueves, 10 de enero de 2019

TEMA 9: EL REINADO DE ISABEL II



TEMA 7:EL REINADO DE ISABEL II (1833-1867)


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La muerte de Fernando VII supuso la llegada al trono de su hija Isabel II con el apoyo de los liberales, denominados isabelinos, y la oposición de los absolutistas, denominados carlistas por apoyar a Carlos María Isidro, el hermano de Fernando VII como pretendiente al trono.



LAS REGENCIAS(1833-1843)

LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA (1833-1840):

    Isabel II accedió al trono con tan solo dos años lo que hacía necesaria una regencia. La primera regente fue la madre de la reina, María Cristina de Borbón, quien se apoyó en los liberales frente a los carlistas.
  Los liberales se fueron dividiendo a lo largo de este periodo en dos facciones claramente diferenciadas:
- los liberales moderados: eran partidarios de reformar el estado hacia una democracia liberal pero en la que la monarquía aglutinase grandes poderes mientras que el sufragio fuese censitario restringiendo la participación política a las clases más acomodadas.
- los liberales progresistas: eran partidarios de medidas liberales de mayor calado así como de una profunda reforma social y política.

El Régimen del Estatuto Real (1834-1835):    Durante los primeros meses de gobierno la regente María Cristina nombró un gabinete de ministros dirigido por Cea Bermúdez que evidenciaba su deseo de mantener un régimen absolutista en el deseo de ganar para la causa isabelina a los partidarios de Carlos María Isidro. Tan sólo en el ministerio de Fomento, el ministro Javier de Burgos llevó a cabo una división provincial que, en esencia, se ha mantenido hasta la actualidad con pocas modificaciones creando un total de 49 provincias y 15 regiones.
    Sin embargo, los absolutistas consideraban inaceptables cualquier concesión reformista por pequeña que fuera y apoyaron a Carlos María Isidro como el único heredero legítimo al  trono en virtud de la Ley Sálica. Comenzaba así la Primera Guerra Carlista que obligaba a la regente a dar un giro en sus apoyos políticos y en enero de 1823 nombró un nuevo gobierno, en este caso integrado por liberales que se habían exiliado en 1823, presididos por Martínez de la Rosa. 
     El nuevo gobierno ideó un sistema político que permitiera la introducción de ciertas medidas liberales moderadas. El primer paso fue la aprobación del Estatuto Real de 1834, una carta otorgada que seguía otorgando la soberanía a la Corona si bien la depositaba en las Cortes la cual sólo podían legislar a propuesta del monarca. Se establecieron unas Cortes bicamerales (Estamento de Próceres y Estamento de Procuradores) elegidas por un sufragio tan censitario que de una población de 12 millones de habitantes, tan sólo unos 16.000 tenían derecho a voto.
       El nuevo régimen no satisfacía a casi nadie, a los absolutistas por considerarlo demasiado liberal y a los liberales doceañistas que deseaban mayores libertades y participación ciudadana en consonancia con el espíritu de la Constitución de 1812. A este clima de descontento se sumaron hechos como una epidemia de cólera a la que siguió una matanza de fraile en julio de 1834 a los que acusaron de provocarla envenenando las aguas.

Los gobiernos progresistas entre 1835 y 1837:  El gobierno de Martínez de la Rosa fue sustituido en julio de 1835 por el Conde de Toreno quien inició una política anticlerical al disolver los conventos con menos de 12 religiosos y la Compañía de Jesús. Poco después el gobierno decretó la exclaustración de todos los frailes. Estos acontecimientos provocaron la ruptura de relaciones con la Santa Sede a la par que una gran parte del clero abrazaba con entusiasmo la causa carlista.
Mientras tanto, se reorganizó por parte de los ayuntamientos una Milicia Nacional de ideología progresista que organizó revueltas en distintas ciudades del país como Barcelona, Valencia o Cádiz.
        Esta situación provocó que la Regente nombrara al liberal progresista  Juan Älvarez Mendizábal presidente del gobierno.Entre sus medidas más destacadas están:
- La reorganización de la Milicia Nacional.
- La desamortización de los Bienes del Clero regular (febrero de 1836) por la cual fueron nacionalizadas y vendidas en subastas públicas la propiedades rústicas y urbanas de la Iglesia. Con esta medida se pretendía sanear la Hacienda Pública a la par que crear una clase de pequeños propietarios que apoyasen la causa liberal a la vez que, se esperaba, sacara un mayor rendimiento económico de la explotación de una gran extensión de tierras que habían permanecido sin explotar en manos de los conventos y monasterios. El resultado fue el cierre de más de mil conventos y más de 30.000 religiosos exclaustrados si bien no se consiguió ni sanear la deuda pública ni crear una burguesía agrícola emprendedora a la manera de la existente en Gran Bretaña sino que, más bien al contrario, esta política benefició a la nobleza y grandes fortunas que vieron ampliar sus propiedades. Los más perjudicados, aparte de la Iglesia que se vio privada de su principal fuente de financiación, fueron los pequeños campesinos arrendatarios que, al no poder comprar las  tierras que trabajaban, se convirtieron en jornaleros viendo empeorar sus condiciones de vida. Por último, el abandono de cientos de conventos provocó la pérdida de una gran parte de su patrimonio artístico que termino destruido o perdido en manos privadas víctima del saqueo.

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Os dejo un vídeo sobre la desamortización de Mendizábal.



      Sin embargo, las desavenencias entre Mendizábal y la Regente provocaron la sustitución de aquel por un moderado al frente del gobierno,  Francisco Javier Istúriz, que estuvo al frente del ejecutivo tan sólo unos meses, entre mayo y agosto de 1836. La falta de apoyo del nuevo gobierno conservador en el Estamento de Procuradores y los motines progresistas provocaron que de nuevo, tras el Motín de los sargentos de La Granja el 12 de agosto, se restableciera la Constitución de 1812.
    De nuevo se configuró un gobierno progresista, en esta ocasión con José María Calatrava al frente y Mendizábal como ministro de Hacienda. La nuevas Cortes, ahora con mayoría progresista, restablecieron parte de la legislación de las Cortes de Cádiz t del Trienio Liberal encaminada a desmontar las instituciones que aún pervivían del Antiguo Régimen:
- Disolución del régimen señorial y el mayorazgo.
- Supresión de los derechos gremiales, con lo que se favorecía la libertad de industria y comercio.
- Libertad de imprenta (prensa).
- Los ayuntamientos pasaron a ser elegidos por Sufragio Universal Masculino, lo que significaba una ampliación de los derechos políticos entre la población.
- Se desarrolló la Ley de Desamortización de los bienes del Clero regular (julio de 1837)  iniciada durante el gobierno de Mendizábal y que había quedado en suspenso tras el breve periodo de gobierno conservador.
    Por último se convocaron unas Cortes constituyentes cuyo resultado fue la aprobación de la Constitución de 1837, de corte progresista si bien se mostraba más conservadora en algunos aspectos como el poder de la Corona en u intento de buscar el consenso entre progresistas y moderados. Así, aunque se reconocía el principio de la soberanía nacional ésta era compartida por las Cortes y la Corona para la que se reservaba el derecho a veto sobre las leyes y la potestad para disolver las Cortes.
El parlamento siguió siendo bicameral si bien pasó a denominarse por primera vez Congreso de los diputados y Senado. Además, como concesión a las posturas más conservadoras, se estableció el sufragio censitario de manera que sólo un 2% de la población tenía derechos políticos mientras que el Senado era elegido por el monarca a partir de una triple lista designada por provincia.
       Las elecciones de octubre de 1837, que dieron el triunfo a los moderados, inauguraba una práctica que habría de convertirse en habitual a lo largo del siglo XIX en España, el falseamiento de los resultados electorales.
El trienio moderado (1837-1840): la llegada de nuevo de los moderados al poder dio lugar al comienzo de otra característica de la política española a lo largo del siglo XIX: la intervención y participación en la vida política de militares de prestigio. Así, surgieron dos figuras enfrentadas políticamente entre sí a lo largo del reinado de Isabel II: el general Nárvaez (moderado) y el general Espartero (progresista).

General Narváez
Líder de los moderados
General Espartero
Líder de los progresistas














        

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Carlos Mría Isidro de Borbón
LA GUERRA CARLISTA:
 
   El 1 de octubre de 1833, 2 sías después de la muerte de Fernando VII, su hermano, Carlos María Isidro reclamaba sus derechos al trono de Portugal frente a los de su sobrina Isabel (Manifiesto de Abrantes). En distintos puntos de España hubo levantamientos a favor de don Carlos, pero, poco a poco, la guerra que se desataba no era solo una guerra dinástica sino un enfrentamiento entre los partidarios del Antiguo Régimen y los que querían convertir a España en un Estado liberal.
        Los carlistas eran partidarios del absolutismo monárquico, la defensa de la religión y de los fueros que se identificaban con el Antiguo Régimen; esta defensa foral arrastrará a las provincias vascas y a Navarra a la causa carlista. Desde el punto de vista social dentro del carlismo se encontraban miembros del ejército, la mayor parte del clero regular y del bajo clero secular, que acusaban al liberalismo de anticlerical y temían las políticas liberales contra sus intereses con la expropiación de sus bienes. Así mismo, una parte de la nobleza apoyaba también el Antiguo Régimen como garantía de sus privilegios y una parte del campesinado, consideraban que el liberalismo beneficiaba a los propietarios y empeoraban las condiciones de vida de los campesinos. Las zonas de mayor implantación carlista fueron: Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra, el Maestrazgo, el Pirineo catalán…
     En el bando isabelino (o cristino) la reina regente contó con el apoyo de parte de la nobleza, del funcionariado y altas jerarquías de la Iglesia, altos mandos del ejército, burguesía y profesiones liberales (abogados, médicos…) y clases populares urbanas.
    En resumen, el carlismo triunfó, sobre todo, en las zonas rurales, y especialmente en el norte, País Vasco y Navarra, al considerarse amenazadas por el liberalismo uniformista y centralizador, pero tuvo escaso arraigo entre las masas urbanas que rechazaban el absolutismo

El conflicto se desarrolló en varias etapas:
Tomás Zumalcárregui
- Primera fase (1833-1835): destacan los triunfos carlistas. El pretendiente don Carlos se estableció Zumalacárregui, el principal organizador del ejército carlista del Norte, muere en el cerco de El desarrollo de la primera guerra carlista. Bilbao, la única gran ciudad que estuvo a punto de caer en sus manos, ya que su dominio se basaba, sobre todo, en el medio rural. También hubo partidas carlistas en Cataluña, en la parte montañosa del norte, y en el Maestrazgo y el Bajo Aragón.
en Navarra (julio de 1834) con un gobierno alternativo al de la regente. La buena suerte de los carlistas se trunca en 1835 cuando el coronel carlista
- Segunda etapa (julio de 1835-octubre de 1837): se caracteriza por las grandes expediciones carlistas para enlazar y estimular las partidas dispersas por el país.  La expedición no logró consolidar el carlismo en ningún punto y terminó regresando hacia el norte. Al año siguiente, en 1837, tuvo lugar la “expedición real”, que partió de Navarra en mayo, bajo la dirección del propio pretendiente, llegando a las afueras del Madrid en septiembre. Sin embargo, la acción del general Espartero obligó al pretendiente a regresar al País Vasco. Los fracasos militares carlistas empezaban a escindir a los dirigentes carlistas conscientes de la imposibilidad de una victoria militar.
- Tercera fase (octubre de 1837-agosto de 1839): se caracteriza por el agotamiento de los contendientes, interesados en buscar la paz. La guerra carlista tocaba a su fin y el 29 de agosto de 1839 se firmaba el conocido como Convenio de Vergara  por el que los carlistas aceptaban el fin de la guerra a cambio de la promesa de respetar los fueros vascos, promesa que Espartero incumpliría.

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Con el conocido como abrazo de Vergara se ponía fin a la primera Guerra carlista (29 de agosto de 1839)
      Una vez finalizada la Primera Guerra carlista, el gobierno moderado deseaba aprobar una nueva ley para la elección de los ayuntamientos según la cual el nombramiento de los alcaldes recayese directamente en el gobierno. Los progresistas se oponían al defender la elección de dichos alcaldes directamente por los votantes. La ley terminó siendo aprobada por las Cortes y sancionada por la regente en medio de motines progresistas y la formación, una vez más, de juntas.
    El general Espartero, cuya reputación había crecido como consecuencia d ela victoria sobre los carlistas, fue nombrado presidente del gobierno por la regente. No obstante, ante la negativa de ésta de aceptar el programa de gobierno progresista dimitió marcándose al exilio lo que convirtió a Espartero en el nuevo regente en octubre de 1840.
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Fuente:http://segundobachillerato.weebly.com/6-la-conflictiva-construccioacuten-del-estado-liberal-1833-1874-estaacutendares-de-aprendizaje.html


LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843):

      Este periodo estuvo marcado por el carácter autoritario del general Espartero quien se apoyó en una camarilla de militares afines a él (los llamados ayacuchos que habían luchado junto a el en las colonias americanas) enfrentándose al sector mayoritario de las Cortes, en el que se había apoyado para hacerse con el poder. Este enfrentamiento entre liberales se intensificó cuando Espartero manifestó su deseo de ser regente único frente a la propuesta progresista de tres regentes. Gracias al apoyo de los moderados, Espartero consiguió en mayo de 1841 ser nombrado regente único.
       Sin embargo, la crisis que terminó acabando con la reputación del general Espartero fueron los sucesos de Barcelona cuando, a raíz de la noticia de la adopción de una política librecambista por parte del regente que abriría el comercio textil a la industria inglesa en perjuicio de la catalana, provocó un motín en otoño de 1842. Espartero respondió de una manera extremadamente violenta bombardeando Barcelona los días 3 y 4 de diciembre de 1842.
      A partir de ese momento , los movimientos conspirativos contra Espartero se multiplicaron aliándose los progresistas de las Cortes junto a los moderados. Finalmente una insurrección militar dirigida por Ramón María Narváez, que había regresado del exilio, puso fin a la regencia y el general Espartero, sin apoyos, tuvo que exiliarse a Londres.
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Os dejo el power point utilizado en clase:




 
EL REINADO DE ISABEL II: LA DÉCADA MODERADA (1844-1854):

      Tras la abdicación de Espartero las Cortes decidieron poner fin al sistema de regencia y declarar mayor de edad a Isabel II quien se convirtió en reina con tan sólo 13 años. Se inició entonces un periodo marcado por el apoyo de la reina a los liberales moderados que formaran gobiernos de manera consecutiva, hasta sumar 16, durante la siguiente década. Sin embargo, a pesar de los diferentes gobiernos, será la figura de Narvaez la que domine el panorama político del momento.
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Evolución de las corrientes políticas durante el reinado de Isabel II

   La nueva etapa política va a estar marcada por la aparición de nuevos partidos políticos si bien éstos eran aún muy diferentes a los actuales pues estaban marcados por un fuerte personalismo. Además, estos partidos apenen tenían contacto con la realidad social pues la mayor parte del pueblo, analfabeta, tenía vetada el acceso al sistema político y era mero espectador de las rencillas políticas entre los diferentes partidos. A ello hay que sumar la convocatoria de unas elecciones que se caracterizaron por su carácter fraudulento gracias a unas leyes electorales que daban mucho pdoer a los jefes políticos locales (posteriormente conocidos como caciques) que negociaban los resultados a cambio de favores estableciéndose una densa red clientelar.
  El primer gobierno estuvo presidido por González Bravo quien puso en vigor la ley de ayuntamientos de 1840, suprimió la Milicia Nacional y creó a Guardia Civil, un cuerpo policial que velaba sobre todo por el mantenimiento del orden en el medio rural.
          En septiembre de 1844 de nuevo Narváez presidía el gobierno y convocaba una  nueva Asamblea Constituyente encargada de definir un nuevo estado liberal moderado. Se aprobó así la Constitución de 1845, una constitución que sólo representaba los intereses de un sector político, el moderado, y no buscaba el consenso con las fuerzas políticas progresistas. La nueva Constitución establecía la soberanía compartida otorgando mayores atribuciones a la Corona en detrimento de las Cortes. Éstas seguían siendo bicameral si bien el Senado pasaba a estar constituidos por un número ilimitado de senadores elegidos por el rey con carácter vitalicio y se establecía la religión católica como la única y oficial, mientras que el culto y la Iglesia era mantenida por el Estado. Los ayuntamientos pasaban a estar dirigidos por alcaldes nombrados por el rey, en el caso de las capitales de provincia y los municipios con más de 2000 habitantes, o por los gobernadores civiles en el resto de los casos
             Por su parte el sufragio seguía siendo censitario si bien, éste se acentúo con la ley electoral de 1846 que al doblar los requisitos de fortuna requeridos para poder votar reducía aún más el margen de población con derechos políticos.
            También hubo reformas en la Hacienda introduciendo nuevos impuestos sobre inmuebles, cultivo y ganadería así como sobre el consumo de determinados productos (aceite de oliva, vinos, carnes,...); siendo este último impuesto especialmente rechazado por las clases populares.
           La educación también fue objeto de reforma con el conocido Plan Pidal de 1845  que organizaba el sistema educativo en tres niveles: primaria, secundaria y universidad, si bien aún la mayor parte de la población permanecía sin escolarizar y las tasas de analfabetismo seguía siendo elevadísima, especialmente en las zonas rurales.
            Se creó una Comisión Nacional de Codificación  con el objetivo de elaborar los códigos fundamentales de la Administración como el de comercio, civil, penal y de Enjuiciamiento Civil.
    El estado se centralizó y burocratizó aumentando el número de funcionarios muchos de los cuales cambiaban en función de los cambios políticos en el gobierno.

      En 1846 estalló la segunda guerra carlista (1846-1849) cuando los carlistas vieron truncados sus deseos de que Isabel II se casara con el hijo de Carlos María Isidro. Esta guerra, también conocida como "guerra de los matiners" tuvo su centro en Cataluña aunque también se extendió por otros escenarios como Toledo y Valencia y acentuó el carácter autoritario del gobierno de Narváez.
   Los gobiernos moderados buscaron, después de muchos años de desencuentros y ruptura de relaciones con la Santa Sede, un acercamiento con la Iglesia suspendiendo la venta de bienes desamortizados y devolviendo los que aún no habían sido vendidos.Esta reconciliación quedó sellada con la firma del Concordato de 1851 entre la Santa Sede y el estado español durante la presidencia de Bravo Murillo. Además mediante este concordato se reconocía  a la religió católica como la única permitida y se le daba a la Iglesia la potestad de supervisar que el sistema educativo y sus enseñanzas se ajustaban a la moral católica. Así mismo, se permitía la existencia ilimitada de órdenes religiosas. y el Estado se comprometía al sostenimiento económico de la Iglesia Católica.
    La división entre los moderados era cada vez mayor y ésta se acentuó tras la dimisión de Bravo Murillo en diciembre de 1852. A partir de ese momento se sucedieron tres gobiernos incapaces de frenar el desgaste de los moderados sobre todo a raiz de conocerse los diversos casos de corrupción en la adjudicación de las obras del ferrocarril o las contratas del puerto de Barcelona.
    Este descrédito de los gobiernos conservadores dieron alas a los progresistas que vieron su oportunidad de alcanzar el poder. Una vez más fue el ejército quién llevo a cabo la iniciativa a través de un pronunciamiento militar el 28 de junio de 1854 dirigido por los generales O,Donnel y Dulce en Vicalvaro (Madrid) por lo que se conoce con el nombre de Vicalvarada. Éste no triunfó al principio por lo que las tropas rebeldes se retiraron al sur, a Manzanares donde se unió el general  progresista Serrano que insistió en dar un giro civil al golpe de estado. Un joven Cánovas del Castillo publicó el "manifiesto de Manzanares" con una serie de peticiones progresistas tales como la creación d eun régimen más representativo, el fin de la "camarilla palaciega", la reducción de impuestos, la descentralización de los ayuntamientos o la convocatoria de unas nuevas Cortes constituyentes.
       Finalmente la reina aceptó un cambio de gobierno encargándoselo a Espartero, que regresó del exilio, con O¨Donnel como ministro de guerra. Así terminaba una década de gobiernos conservadores y se iniciaba una nueva etapa de gobiernos progresistas.

EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

       El nuevo gobierno estaba formado por Espartero, líder de los progresistas, y O´Donnel líder del partido Unión Liberal que agrupaba tanto a moderados como a progresistas.
      Las Cortes del Bienio destacaron en su labor legislativa por:
-  La elaboración de una nueva Constitución progresista (1856) que, sin embargo, no llegó a promulgarse por lo que se le suele calificar de "no nata".
-    La Ley de desamortización civil y eclesiástica (1855) promovida por el ministro Madoz. Esta desamortización fue más ambiciosa que la de 1837 pues a los bienes, no vendidos de la Iglesia, se sumaron los bienes de los Ayuntamientos. De nuevo, esta desamortización no benefició a las clases más humildes sino que, por el contrario, fue la rica burguesía la que se vió más beneficiada si bien es verdad que también participaron de la compra de bienes una mayor cantidad de pequeños propietarios con respecto a 1837. De nuevo la Ley fue seguida de levantamientos carlistas, promovidos por el clero, y la ruptura con la San Sede.
- La Ley General de Ferrocarriles (1855) que daba facilidades a la inversión de capitales extranjeros y la creación de grandes compañías ferroviarias para la construcción y explotación d elos ferrocarriles.
- La Ley de Bancos de emisión y Sociedades de Crédito (1856) buscaba favorecer la movilidad de capitales para su inversión en los ferrocarriles, una prioridad en este momento en el deseo de modernización de las comunicaciones en España.

   Una vez más el descontento social estuvo en el origen de la caída del gobierno de Espartero. La deuda pública impedía a funcionarios y militares a cobrar sus salarios mientras que se produjeron revueltas en Castilla como consecuencia del elevado coste de productos de primera necesidad. Espartero decidió  presentar su dimisión y la reina encargó a O´Donnel la formación de un nuevo gobierno y su partido de centro Unión Liberal. Sin embargo, el nuevo gobierno no contaba con el apoyo de los progresistas ni demócratas (una escisión a la izquierda de los progresistas.
    Una vez más, O´Donnel recurrió al uso de la fuerza atacando al Congreso y disolviendo las Cortes.

LOS GOBIERNOS DE LA UNIÓN LIBERAL (1856-1863)

   Esta última etapa se caracteriza por la alternancia en los gobiernos de los moderados y la Unión Liberal.
   Tras el golpe de estado O´Donnel se mantuvo en el gobierno tan sólo tres meses, aunque fue suficiente para desmantelar la labor política y legislativa del bienio: disolución de la Milicia Nacional, clausura de las Cortes y restauración de la Constitución de moderada de 1845 con un acta adicional que ampliaba levemente las libertades.
     En octubre la reina destituía a O´Donnel y era sustituido por Narváez en el poder. Éste imprimió un carácter más moderado al régimen suprimiendo el acta que había modificado levemente la Constitución de 1845, suspendió la desamortización y restableció las antiguas leyes moderadas en lo relativo a la libertad de imprenta (prensa).
    También de esta etapa se aprobó la Ley de Instrucción Pública por la cual se creaban los institutos  de secundaria y se creaban los cuerpos de catedráticos a la vez que se autorizaba a la Iglesia católica a supervisar el sistema educativo.
Se finalizaron grandes obras públicas con la construcción de los canales del Ebro y de Isabel II en 1858 y se continuaron desarrollando las comunicaciones (ferrocarril y telégrafos fundamentalmente)
    No obstante, las crisis de subsistencia, sobre todo en el campo, originaron revueltas sociales, sobre todo en Andalucía, que fueron duramente reprimidas.
  A finales de 1857 Narváez dimitía y la reina llamaba de nuevo a O´Donnel para la formación de gobierno. Este gobierno tendrá una duración excepcionalmente larga de cuatro años y medio. Optço por una política más progresista aunque respetando la Constitución de 1845 sin el acta adicional de 1854.
    La duración extraordinariamente larga de este gobierno, comparado con los rpecedentes, se debió fundamentalmente al desarrollo económico gracias a la continuación de la construcción de la línea ferroviaria, la industrialización de la industria textil catalana y al aumento de las tierras puestas en venta como consecuencia de la reanudación de la desamortización de Madoz.
    El gobierno buscó en la política exterior éxitos militares que reforzaran el apoyo popular al mismo. Así España mandó una expedición militar de castigo junto a otra francesa a la Conchinchina (Vietnam) para castigar el martirio de unos misioneros a la par que iniciaba la guerra de Marruecos (1859-1860) para afianzar la plaza de Ceuta; así como otros conflictos de menor calado en Perú, Mexico o la reincorporación de Santo Domingo entre 1861-1865.

CRISIS Y FINAL DEL REINADO DE ISABEL II (1863-1868)

     La crisis de la Unión Liberal se resolvió, una vez más con la llegada de los moderados al gobierno. Esta alternancia entre la Unión liberal y los moderados en el gobierno, a´si como las preferencias de la reina por los segundos, aumentaba el descontento de los progresistas y demócratas que se sentía imposibilitados de acceder al gobierno dentro del sistema amañado. Ello motivo que cada vez ganara mayor apoyo entre los progresista la vía conspitarativa que buscaba el derrocamiento del sistema por la fuerza.
   Ante las crisis sucesivas de los diferentes gobiernos, Isabel II recurrió una vez más al ya anciano Narváez al que  en septiembre de 1864 encargaba por sexta vez en su reinado la formación de gobierno.
   La crisis económica de 1866 provocada por motivos diversos como la crisis en los sectores siderúrgico y textil, la escasa rentabilidad del ferrocarril  y una crisis bancaria y bursátil estuvo en el origen junto a una crisis de subsistencia de  una crisis política que habría de terminar con el reinado de Isabel II.
     A ello se unió por un lado el enfrentamiento entre el nuevo Reino de Italia con España por el apoyo español a los intereses del Papado y el desprestigio de la reina por su apoyo incondicional a los moderados y la conducta privada de la reina que daba lugar a todo tipo de rumores.
      El 2 de enero de 1866 el general Prim protagonizó un pronunciamiento contra el gobierno que fracasó. Prim terminó en el exilio aunque continuó conspirando con progresistas y demócratas por derrocar el régimen. En junio del mismo año se produjo un nuevo pronunciamiento militar en el cuartel de San Gil en Madrid al que se unieron civiles que también fracasó y dio lugar a una sanguinaria represión por parte del gobierno de O´Donnell.
   En agosto de 1866 los partidos progresista y demócrata firmaron el Pacto de Ostende (Bélgica) por el que se comprometían a luchar juntos para conseguir el derrocamiento de la monarquía de Isabel II. Pocos meses después, tras la muerted e O´Donnell en noviembre de 1867,  la Unión Liberal se sumaba a dicho pacto.
   En abril de 1868 moría Narváez, el segundo pilar, junto a O´Donnel, en el que se habían apoyado los gobiernos en la última etapa del reinado de Isabel II.
    A comienzos de septiembre de 1868 se preparó un nuevo pronunciamiento que tenían que tener lugar en Cádiz. El 18 de septiembre el almirante Topete se sublevaba con la escuadra a su mando y leyó un manifiesto donde justificaba sus actos con el grito final de "¡Viva España con honra!".  En esta ocasión la revolución de septiembre, conocida como "la Gloriosa" finalizó con éxito y la reina Isabel II tuvo que exiliarse a París poniendo fin a su reinado.

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Tres de los protagonistas de la revolución de septiembre de 1868



Abdicación de Isabel II. Caricatura aparecida en la revista satírica "La Flaca"

Os dejo un esquema del reinado de Isabel II que os puede ser de utilidad:
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Fuente: http://segundobachillerato.weebly.com/6-la-conflictiva-construccioacuten-del-estado-liberal-1833-1874-estaacutendares-de-aprendizaje.html
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Fuente:http://segundobachillerato.weebly.com/6-la-conflictiva-construccioacuten-del-estado-liberal-1833-1874-estaacutendares-de-aprendizaje.html

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Os dejo la segunda parte del power point del reinado de Isabel II


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