domingo, 17 de febrero de 2019

TEMA 12: EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

TEMA 10: EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

LA GÉNESIS DEL SISTEMA


 
Alfonso XII
  La sensación de desgobierno que se había producido durante el sexenio revolucionario y, sobre todo, el temor de la burguesía y las clases medias a una revolución que acabara con el orden social liberal-conservador favoreció la creación de un clima, cada vez mayor, favorable a la restauración monárquica como garantía de orden.
    "Paz y orden" fue precisamente el eslogan creado y aireado por Antonio Cánovas del Castillo, líder del partido "Alfonsino" y auténtico ideólogo y gestor de la restauración borbónica. La gestación de dicho proceso se había iniciado en junio de 1870 cuando la reina Isabel II, en el exilio, había renunciado a la Corona en favor de su hijo Alfonso.
    En diciembre de 1874, Alfonso XII había firmado el llamado "Manifiesto de Sandhurst", redactado por Cánovas, en el que se incluían los principios en los que deseaba se basase el nuevo régimen monárquico:
- Carácter abierto e integrador de la nueva monarquía constitucional. El rey debía mediar entre las distintas opciones políticas y, al contrario de lo que hiciera su madre Isabel II, no decantarse por ninguna opción política.
- Se reivindicaba la tradición católica de España si bien se reconocía la libertad religiosa que debía estar garantizada.
- Se debía aprobar una nueva constitución que definiera el nuevo régimen y superase las de 1845 y 1869.
  Además de las clases medias y la burguesía, desencantada con el sexenio revolucionario, la vuelta  al régimen monarquico bajo la figura de Alfonso de Borbón era apoyada por grandes propietarios de plantaciones en Cuba, para los que los intentos del sexenio revolucionario de acabar con la esclavitud iba contra sus intereses económicos y veían en al restauración monárquica la defensa de dichos intereses.
    Cánovas del Castillo, partidario de la sumisión del poder militar al poder civil, estaba en contra de que el cambio de régimen viniese de la mano de un nuevo pronunciamiento militar. Sin embargo, el general Martínez Campos, contrariando la decisión de Cánovas del Castillo, proclamó el 29 de diciembre de 1874, desde Sagunto,  a Alfonso XII como rey de España.

BASES DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN

     El nuevo sistema, ideado por Cánovas se basó por un lado en la figura de un rey que arbitrase entre las distintas opciones políticas sin decantarse hacia ninguna. Cánovas consideraba que uno de los mayores errores políticos de Isabel II había sido favorecer en el gobierno siempre que había podido a los moderados y quería evitar que el nuevo rey cometiese el mismo error.
      Por otro lado, Cánovas creía que las dos principales opciones de gobierno, la conservadora o moderada y la progresista, podían agruparse en sendos partido. Ambos partidos debían coincidir en respetar los fundamentos del nuevo régimen: la monarquía, la Constitución de 1876, la propiedad privada y u Estado centralizado y basado en los principios liberales.  A partir de ahí, se establecían las diferencias entre un partido conservador,que estaría liderado por el propio Cánovas del Castillo, integrado fundamentalmente por una clase media acomodada y grandes terratenientes; y un partido progresista, liderado por Práxedes Mateos Sagasta, cuyo estrato social se nutria fundamentalmente de los profesionales urbanos (funcionarios, abogados, médicos, profesores,...) y que integraba a los miembros de los antiguos partidos progresista, de la Unión Liberal y antiguos republicanos moderados desencantados con la experiencia republicana.
Antonio Cánovas del Castillo
líder del partido conservador


Práxedes Mateos Sagasta
líder del partido progresista
























       Para evitar el monopolio del poder por un único partido, tal y como como había ocurrido durante el reinado de Isabel II con los moderados, Cánovas ideó un sistema de turnismo  pacífico que supusiera la  alternancia entre conservadores y progresistas en el poder.  Cuando el partido en el gobierno sufría un proceso de desgaste político y perdía la confianza de las Cortes, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición a formar gobierno. Entonces, el nuevo jefe de gabinete obtenía también del monarca el decreto de disolución de la Cámara y la convocatoria de elecciones, con el objetivo de construirse una mayoría parlamentaria suficiente para ejercer el poder de manera estable.  A partir del momento en el que se convocaban elecciones el ministro de la gobernación elaboraba una lista con aquellos candidatos que debían ser elegidos. Dicha lista era enviada a los gobernadores civiles y éstos, a su vez, se la hacían llegar a los alcaldes y caciques. El fraude en los resultados electorales (pucherazo) y los mecanismos caciquiles aseguraban que estas elecciones fuesen siempre favorables al gobierno que las convocaba.
         El fraude electoral, que garantizaba la victoria del partido que las convocaba, se llevaba a cabo a través de diversos mecanismos como la compra de votos, la falsificación de actas (a veces "votaban" ciudadanos ya fallecidos) y la presión e influencia que determinadas personas con poder económico o político  tenían sobre otras para que votaban la opción que se le indicaba a cambio de favores y beneficios creándose una red clientelar (caciquismo).

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viñetas de la época que criticaban las prácticas electorales fraudulentas.
      El nuevo sistema buscaba la estabilidad política después de décadas de inestabilidad y pronunciamientos y pretendía que ambos partidos englobase a la mayor parte de la población que vería como sus aspiraciones e ideales se veían reflejados en un partido u otro y como éstas se llevaban a la práctica durante su ejercicio en el gobierno. Sin embargo, este sistema dejaba al margen a otros partidos que se veían excluidos de posibilidades de acceder al poder y se mostraban en contra del sistema:
- republicanos: divididos en radicales (Manuel Ruiz Zorrilla), unitarios (Emilio Castelar) y federalistas (Pi i Margall).
- carlistas: divididos tras la derrota de 1876.
- partidos obreros y movimientos anarquistas que aspiraban a la destrucción del sistema burgués a través de la vía revolucionaria.

LA CONSTITUCIÓN DE 1876

   El nuevo régimen requería la elaboración y aprobación de una nueva Constitución.Ésta se caracterizó por su brevedad, tenía tan sólo 89 artículos, y en realidad se trataba de un compendio de las dos constituciones anteriores, la de 1845 y la de 1869. La  nueva constitución fue aporbada por las Cortes en mayo de 1876 y ratificada por el rey en julio.
     Con la elaboración de esta Constitución se buscó el máximo consenso entre las dos opciones políticas imperantes, la conservadora y la progresista, de manera que fuera aceptable para ambas formaciones. Para ello se recurrió a una estudiada ambigüedad en el texto dejando en manos del partido que estuviese en el gobierno en cada momento la concreción de aspectos básicos como el sufragio o la cuestión religiosa que se resolvería a través de leyes.
      Los aspectos fundamentales recogidos en la Constitución eran:
 - La soberanía compartida entre el rey y las Cortes. La Corona regulaba los tres poderes como moderadora y directora de la vida política. Su principal función no era gobernar sino ayudar al buen gobierno de la nación facilitando el dialogo y la alternancia política.
- El sufragio quedó sin definir y sería establecido a través de dos leyes electorales:  la conservadora de 1878 que retornaba al sufragio censitario y la progresista de 1890 que recuperó el sufragio universal masculino.
- La cuestión religiosa, uno de los asuntos que levantó debates más acalorados, se resolvió definiendo a la religión Católica como la religión oficial del estado si bien se permitía la libertad de cultos aunque limitada al ámbito privado.
- Respecto a la división de poderes, el rey conservaba el poder ejecutivo pues nombraba el gobierno y las Cortes conservaban el legislativo. Las Cortes eran bicamerales como en constituciones anteriores. Sin embargo, el Senado presentaba la novedad de que  estaba integrado por tres tipos de senadores: por derecho propio, vitalicios y elegidos. La manera en que se hiciera la elección de la Cámara baja o Congreso quedaría definida por las distintas leyes electorales.

LOS GOBIERNOS DE LA RESTAURACIÓN (1876-1898)

El Gobierno de Cánovas (1876-1881)

  La etapa se inició con la presidencia de Cánovas del Castillo. Esta etapa es conocida como la "dictadura canovista"  pues el gobierno buscó el asentamiento del nuevo régimen y el establecimiento del orden dentro de un Estado centralizado. Para ello Cánovas aprobó medidas que limitaban la libertad de expresión, deel gobiern imprenta, de reunión, de cátedra (enseñanza) y determinó que los alcaldes de los municipios de más de 30.000 habitantes fueran designados por el rey en un intento de controlar los grandes núcleos urbanos, tradicionales focos subversivos y revolucionarios.  La ley electoral de 1878 devolvía el sufragio censitario.
     Por otra parte, el gobierno canovista puso desde el inicio todo su empeño en poner fin  a las dos guerras heredadas de la etapa anterior: la guerra carlista y la guerra de Cuba.
     El agotamiento del propios implicados en la guerra, que veían sus escasas posibilidades de triunfo, y el rápido prestigio del nuevo régimen político aceleró el final de la guerra que llegó cuando el autoproclamado Carlos VII abandonó España. Como consecuencia, el gobierno procedió a la abolición definitiva de los fueros vascos el 21 de julio de 1876 de manera que los territorios vascos quedaban integrados junto al resto del Estado a los mismos tributos y a las mismas obligaciones militares.
     El final de la guerra carlista liberó a una parte del ejército que fue enviado al otro frente bélico abierto: la guerra de Cuba. El conflicto se resolvió con la Paz de Zanjón en 1878 que supuso la amnistía general, la libertad para los esclavos que habían luchado del lado de los insurrectos y el reconocimiento de derechos políticos de la isla mediante la posibilidad de elegir a sus representantes en el Congreso. La abolición de la esclavitud no llegaría en la isla de manera definitiva hasta 1886. Sin embargo, el mantenimiento del estatus de colonia en la isla provocaron nuevas insurrecciones futuras (1880 y 1895).

La consolidación del régimen (1881-1885)

     Tal y como había sido previsto desde el inicio, el gobierno moderado fue sustituido por otro progresista  presidido por Sagasta en 1881. La llegada del nuevo gobierno supuso la aprobación de derechos y libertades aprobadas durante el Sexenio y suspendidas por el gobierno conservador.
   Entre las medidas más importantes del gobierno progresista presidido por Sagasta caben destacar:
- La aprobación de medidas librecambistas que contaban con la oposición de los industriales catalanes y vascos, más partidarios de las políticas proteccionistas, al ver peligrar sus productos por la entrada de otros extranjeros, fundamentalmente ingleses, más económicos.
- Se organizó el ejército y se modernizó el reclutamiento.
- Se amplió la base electoral.
- Se mejoraron económicamente los ayuntamientos y diputaciones.
- Se aprobó la libertad de prensa.
    Un intento fallido de sublevación republicana supuso el fin del gobierno progresista y la llegada de nuevo al gobierno de los moderados de Cánovas. Sin embargo, el 25 de noviembre de 1885, el rey, con tan sólo 28 años de edad, moría de tuberculosis. En ese momento el rey aún no tenía un hijo varón  aunque la reina María Cristina de Habsburgo estaba embarazada por lo que se despertaron los temores de que el nacimiento de nuevo de una niña hiciera renacer el conflicto sucesorio carlista.  esta situación ponía en peligro el sistema canovista.
     La ausencia de un rey hizo que se proclamara la regencia en la figura de María Cristina de Habsburgo.  Moderados y progresistas , con el fin de dar estabilidad al sistema, acordaron la sucesión pacífica por turnos entre las dos formaciones (Pacto del Pardo). Así, en cumplmiento d elos acordado, Cánovas cedió el poder a Sagasta.

LA REGENCIA DE MARIA CRISTINA DE HABSBURGO  (1885-1902)

  Tras el fallecimiento del rey, su viuda, la reina María cristina de Habsburgo se convirtió en la regente. la reina estaba embarazada y la incertidumbre ante el sexo del futuro hijo póstumo del rey, que sólo había tenido hijas hasta el momento, hizo retornar los fantasmas de una nueva guerra civil que pusiera en peligro el sistema de la Restauración.

   La regencia se inició con un gobierno progresista con Sagasta al frente. este gobierno fue el más largo de la Restauración y permitió la aprobación de una serie de reformas legislativas de carácter liberal progresista:
- En 1887 se aprobó la ley de asociaciones que reconocía el derecho reconocido en la Constitución de 1876 de crear asociaciones y que en la práctica se tradujo en la legalización de los sindicatos obreros.
- la aprobación de la Ley del jurado en 1888 favoreció la libertad de prensa.
- En 1890 se aprobaba el sufragio universal masculino y el partido republicano de Castelarse integraba en el sistema aunque el sistema electoral fraudulento  impedía en la práctica sus posibilidades de gobierno.
- La administración del Estado se modernizó mediante la aprobación de un nuevo Código Civil y la Ley de procedimiento administrativo.
    En julio de 1890 Sagasta dimitió y aunque le tocó el turno al partido conservador, al contrario de lo que había sucedido durante el reinado de Isabel II, respetó las medidas tomadas por el gobierno progresista. El ministro de Gobernación del gobierno canovista,  Francisco Silvela, intentó regenerar el sistema acabando con la corrupción y el caciquismo. Dicho intento de regeneración democrática fracasó y dichas prácticas continuaron hasta comienzos del siglo XX.
    Por su parte, el movimiento obrero iba cobrando cada vez mayor fuerza  en especial el anarquismo como se vería tras el atentado de la procesión del Corpus en Barcelona el 7 de junio de 1896. Dicho atentado tuvo como consecuencia la persecución generalizada contra el movimiento obrero (anarquistas pero también socialistas y sindicalistas) y la aprobación de una ley antianarquista en septiembre de ese mismo año. Como represalia, el presidente del gobierno y artífice del régimen político, Cánovas del castillo, fue asesinado por un anarquista en agosto de 1897 en el balneario de Santa Ágata en la localidad guipuzcoana de Mondragón.


EL DESASTRE DEL 98 

   Mientras tanto la oposición a la presencia colonial en los territorios de Cuba y Filipinas creció. Las reformas en la isla cubana se había limitado a la abolición de la esclavitud en 1886 y a reconocer el derecho de los cubanos a elegir a sus representantes en las Cortes. Sin embargo se rechazó cualquier posibilidad de otorgar una mayor autonomía a la isla caribeña. Al malestar político se sumó el económico debido a la política proteccionista española para dificultar el comercio con Estados Unidos. El arancel de 1891 protegía la importación en la isla de productos españoles lo que aumentó el malestar de estados Unidos, principal comprador  de productos cubanos, al ver perjudicadas sus exportaciones a la isla frente a los productos españoles..
       El 24 de febrero de 1895, José Martí, líder del partido revolucionario cubano  protagonizó la sublevación  que dio lugar a una nueva guerra. Los fracasos militares del gobierno de Cánovas sieron paso, tras el asesinato de éste, a una política más conciliadora de su sucesor, Sagasta, quien concedó en 1897 gobiernos autonómicos a Cuba y Puerto Rico.  Sin embargo, dichas concesiones no contentaron a los revolucionarios que continuaron la guerra. Ésta dio un vuelco con la intervención estadounidense del lado cubano en la guerra tras acusar a la marina española de hundir el acorazado "Maine" en el puerto de la Habana el 15 de febrero de 1898. 
         Mientras tanto, en 1895 también se iniciaba una insurrección en Filipinas contra la presencia española en la isla. Dicha presencia había sido menor que en la isla caribeña, limitándose a el control de las plantaciones, el control de determinados recursos naturales, las órdenes religiosas misioneras y la utilización de la isla como base comercial con China. Sin embargo la sublevación filipina fue rápidamente sofocada tras la ejecución de su líder, José Rizal, y en diciembre de 1897 los insurrectos firmaban la paz con el gobierno de Sagasta.
     Sin embargo,en 1898, las fuerzas revolucionarias filipinas comandadas por el general Emilio Aguinaldo, proclamaban la independencia de Filipinas de España. aunque dicha independencia no fue reconocida ni por España ni por Estados Unidos cuando la primera cedió los territorios a la segunda por el Tratado de París como consecuencia de la derrota española en Cuba. 
        De hecho, la Paz de París, firmada en diciembre de 1898, suponía la perdida por parte de España de los territorios de  Cuba que era reconocida como estado independiente, si bien su economía pasaría a estar controlada en gran parte por Estados Unid;  así como de Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam  ( la isla más grande y meridional del archipiélago de las Marianas en el Pacífico) que pasaban a estar administrados por Estados Unidos.
     La derrota de 1898 sumió a la sociedad española en un estado anímico de desencanto y frustración debido a la desaparición de los últimos vestigios del mítico  imperio español en un contexto en el que las principales potencias mundiales construían sus propios imperios coloniales (Gran Bretaña, Francia, Bélgica,...) lo que relegaba a España a ser un protagonista secundario en el panorama de las relaciones internacionales.
     Sin embargo, la derrota no supuso en realidad una amenaza para el régimen de manera que no dio paso a la caída del gobierno de Sagasta o a una crisis política. Tampoco supuso dicho desastre una crisis económica a pesar de la pérdida de los mercados coloniales y de las deudas derivadas de la guerra.La crisis, fue más de calado ideológico y moral con un fuerte impacto psicológico en la población.
     En este contexto de desencanto generalizado surgió un grupo de intelectuales que defendía la necesidad de regeneración de la vida política a la paz que la modernización social y la superación el atraso cultural en la que vivía España. Fue el intelectual Joaquín Costa uno de los principales precursores de este movimiento, conocido como "regeneracionismo" que postulaban por la superación de los mitos de un pasado glorioso y la necesidad de analfabetizar y elevar el nivel cultural de la población española. A su vez, dicha corriente apostaba también por una auténtica democratización  del régimen de la restauración suprimiendo el turnismo, las practicas electorales fraudulentas y dando posibilidades políticas a los partidos políticos que hasta el momento se habían situado fuera del sistema. 
      Este clima de frustación y pesimismo también afectó al mundo literario surgiendo una generación de escritores que son conocidos precisamente como "generación del 98" integrada entre otros por escritores como Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Valle-Inclán, Azorín o Pío baroja entre otros.


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Algunos de los escritores más representativos de la "Generación del 98"


   Estos intelectuales y escritores consideraban que España había vivido en un estado de inmovilismo  como consecuencia de siglos de ensimismamiento y exaltación hacia un "pasado heroico". Según estos intelectuales para progresar era imprescindible educar al pueblo y superar las altas tasas de analfabetismo e incultura que tenía el pueblo español. 
   Joaquín Costa intentó llevar a la práctica sus ideas a través de la creación de la Liga nacional de Productores desde la cual se planteó la necesidad de realizar una reforma agraria así como de otros ámbitos de la esfera pública como la educación y la administración.Igualmente las Cámaras de Comercio adquirieron importancia durante estos años como agentes económicos que intentaban revitalizar y modernizar la economía española.  Sin embargo, dichas iniciativas no contaban con la participación de los obreros ni campesinos, sino que el protagonismo quedaba reservado a una élite intelectual. Igualmente, los industriales catalanes y vascos, en pleno auge del sentimiento nacionalista, veían con desconfianza estas iniciativas.
    El regeneracionismo fue asumido en parte por el sistema que emprendió tímidas reformas sin afectar a lo esencial del sistema de la restauración que había demostrado su capacidad de resistencia tras los acontecimientos del 98.
   Sin embargo, los cambios sociales y políticos que experimentaba España a inicios del siglo XX pondrían a este régimen, cuyos artífices desaparecían definitivamente con la muerte de Sagasta en 1903, a prueba así como al reinado recién estrenado en 1902 por el rey Alfonso XIII.

LAS FUERZAS OPOSITORAS A LA RESTAURACIÓN

El carlismo 

   El carlismo había sufrido su tercera derrota en una guerra en 1876. El pretendiente don Carlos se exilió en Venecia y en España el máximo representante del carlismo fue Cándido Noceal. El carlismo se identificó con la defensa de los fueros y los valores católicos más intransigentes. El carlismo dejó de ser una fuerza monolítica de manera que se escindió entre:
   - Partido Integrista: formado en 1888 por lo seguidores de Noceda tuvo una vida política corta.
  -  Partido Tradicionalista: un ala más moderada del carlismo aunque defensora de los fueros y del catolismo como principios fundamentales. 

El nacionalismo catalán

   En plena efervescencia nacionalista en Europa, en la que se reivindicaba la identidad cultural y lingüística y cultural de los diferentes pueblos de Europa, surgió en el último tercio del siglo XIX la RenaixenÇa como un movimiento cultural que reivindicaba la literatura en lengua catalana y la idiosincrasia de la identidad cultural catalana como algo diferenciado del resto de España.
    Fue durante la Iª República cuando el catalanismo empezó a adquirir una dimensión más política aunque el fracaso republicano frustró dichas aspiraciones. Fue durante la Restauración y frente a la concepción uniformadora de España del régimen canovista cuando el catalanismo eclosionó en dos propuestas alternativas:
 - El republicanismo federal catalán: defendía la soberanía para Cataluña .
- Una catalanismo conservador que defendía una concepción más regionalista del Estado español como una entidad plurar en la que Cataluña conservaría sus características singulares. esta posición fue defendida por la Unión catalanista fundada en 1891,
    El sector conservador se impuso de manera que la burguesía catalana se identificó con los principios y valores de un catalanismo tradicional que dio lugar a la creación del primer gran partido nacionalista catalán, la Lliga Regionalista.

El nacionalismo vasco

    El origen del nacionalismo vasco hay que verlo en la defensa de los fueros que a lo largo del siglo XIX se había vinculado al carlismo así como en la revolución industrial que había tenido como consecuencia por un lado la aparición de una clase burguesa aferrada a las tradiciones frente a la llegada masiva de inmigrantes de toda España.
   la cuestión foral había hehco emerger una corriente literaria de raíz romántica que basaba la reconstrucción histórica del pueblo vasco en mitos y leyendas que acentuaban su excepcionalidad como raza pura en confrontación al resto de los pueblos europeos que se habían contaminado a través de los siglos. Igualmente se exaltaba la vida rural como guardiana de las tradiciones vascas.
  Los principale slíderes del nacionalismo vasco procedían del carlismo como Sabino arana, el principal ideólogo del nacionalismo vasco y fundador en 1895 del Partido Nacionalista Vasco. Sabino Arana se basaba en una ideológica ultraconservadora que reinvidicaba la raza, la lengua y las costumbres vascas con un pronunciado sentimiento xebnófobo y de rechazo hacia todo lo español que amenazaba con contaminar las esencias vascas.

Los nacionalismos periféricos
   
   De manera paralela al nacimiento de los nacionalismos catalán y vasco, aunque con menor alcance político, surgieron movimientos nacionalistas o regionalistas en otros territorios como reacción a la política centralista y uniformadora del régimen de la Restauración. Galicia, Valencia o Andalucía verían surgir movimientos que se movían entre las reivindicación de las señas culturales y, en determinados casos, lingüísticas de dichos territorios y los deseos de una mayor autonomía política respecto al gobierno central.
   Sin embargo, estos movimientos no cobrarían fuerza hasta el comienzo del siglo XX.

Los republicanos
  
     El fracaso de la experiencia republicana no  supuso la desaparición de esta opción política si bien se dividió en multitud de opciones como la tradicional entre  entre unionistas y federalistas pero también entre los que querían llegar a la república a través de reformas legales ( republicanos históricos de Castelar) y los que, por el contrario, defendían la vía insurreccional ( sector dirigido por Ruiz Zorrilla y Nicolás Salmerón).

      A su vez Pi i Margall lideró el Partido federal que  recogía las aspiraciones de la Iª República y fue la única de las opciones republicanas que se mantuvo con éxito hasta 1931.
      El republicanismo fue ganando adeptos sobre todo entre las clases medias urbanas si bien ello no se tradujo en una representación equivalente en las Cortes.

El movimiento obrero

    Al margen del régimen de la Restauración fue creciendo el movimiento obrero que aspiraba no a la democratización del sistema o a su transformación  sino a su destrucción y sustitución por un Estado de base obrera basado en las ideas del marxismo.
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Pablo Iglesias, fundador del PSOE
    En  1879 Pablo Iglesias había fundado el Partido Socialista Obrero español (PSOE) siendo legalizado por el gobierno de Sagasta en 1881. A pesar de su discurso revolucionario, el nuevo partido empezó a tomar  conciencia de la necesidad de adoptar una estrategia más práctica que le llevó a participar en la vida política y económica. Para esto último, se creó en 1888 el sindicato de la Unión General de Trabajadores que habría de recoger las aspiraciones y demandas de los trabajadores. Integrado en la IIª Internacional, que aglutinaba a los distintos partidos socialistas europeos, el PSOE difundió sus ideas a través de un periódico propio "El Socialista",  convocando celebraciones como la de 1º de Mayo, celebrada por primera vez en 1890 y creando las llamadas "casas del pueblo" que debían de servir como lugar de encuentro, debate y difusión de las ideas socialistas.

    Sin embargo, el anarquismo fue a finales del siglo XIX la ideología obrera que encontró mayor acogida principalmente entre los campesinos andaluces, la mayoría jornaleros sin tierras, y entre un sector de los obreros catalanes. Su defensa de la acción individual violenta dirigida contra las diferentes instituciones del Estado (Iglesia, Gobierno, ejército, burguesía) se materializaron en multitud de atentados como los asesinatos de Cánovas del castillo, Martínez Campos o el atentado del Corpus en Barcelona. la consecuencia de estos atentados fue la identificación del anarquismo con terrorismo y la persecución de esta ideología.

   

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