Características generales de la dictadura franquista
El resultado de
esta acumulación de poder unido a la propaganda fue la creación de una dictadura personal, autoritaria y con
una importante presencia militar. Si bien en un principio el levantamiento
contra la República
carecía de un programa político elaborado, más allá del rechazo a las políticas
de izquierdas, pronto se identificó con los regímenes fascistas dando un gran
protagonismo al partido de la Falange tradicionalistas de las JONS. La
esperanza de las fuerzas republicanas de que la derrota de las dictaduras
fascistas conllevara también el fin de la dictadura en España y la vuelta a la
democracia pronto se vieron frustradas. El contexto de la "Guerra
Fría" que se inició tras la guerra jugaron a favor de Franco quien utilizó
la baza anticomunista de su régimen para garantizar su supervivencia.
Si bien, la represión
fue especialmente virulenta en los años que siguieron al final de la guerra
civil, ésta continuó durante toda la dictadura mediante la aplicación de la
censura y el recorte de libertades y derechos básicos como la libertad de
expresión. No obstante, a lo largo tiempo el estado franquista se volvió más
permisivo en cuanto a ciertas prácticas sociales, aunque siempre estuvo
fuertemente influenciado por la moral católica que caracterizó a un régimen que
se definía así mismo como Nacionalcatólico. Falangistas,
monárquicos, carlistas, militares y organizaciones católicas, como el Opus Dei,
serán las "familias" en las que se apoyará en régimen según el
momento y las circunstancias.
Desde
el primer momento, el franquismo se caracterizó por el control ideológico a
través de la educación, el cine, la prensa y, a partir de finales de los 50, la
televisión. Se fue modelando un nuevo modelo cultural basado en el catolicismo,
el ultranacionalismo y conservadurismo social para cuya difusión se crearon
toda una serie de organizaciones como el Frente
de Juventudes donde se enseñaba Formación del Espíritu Nacional. Igualmente,
la mujer perdió gran parte de los derechos adquiridos durante la República , de manera que
su papel quedaba relegado al de "madre y esposa", transmisora de los
valores familiares y relegada al control masculino ya fuera de su padre o
marido (no podían viajar al extranjero o pedir un préstamo bancario sin su
autorización).Para difundir estos nuevos roles femeninos se creó la llamada Sección Femenina.
"Consejos para la buena esposa" de la Sección Femenina. |
La
enseñanza pasó a estar controlada por la Iglesia católica. Gran parte de los maestros y
profesores que habían estado comprometidos con la labor educativa republicana
fueron apartados y sustituidos por otros afines al nuevo Estado.
Desde 1937 hasta 1966
se fueron aprobando una serie de leyes que integraron las llamadas Leyes Fundamentales que fueron dando
forma al nuevo estado franquista:
- El Fuero del Trabajo
(1938): fue la primera ley fundamental y su función era regular las
relaciones laborales. se basaba en la concepción fascista del "sindicato
vertical", una organización corporativa que integraba en una misma
organización a representantes de empresarios y trabajadores bajo la supervisión
del Estado. Jornada laboral, salarios y derechos laborales quedaban reglados
prohibiéndose el derecho a la huelga lo que evitaba la confrontación social que
había caracterizado gran parte de la primera mitad del siglo. Además, el
gobierno franquista adoptó una política de protección social como la creación
de un seguro de enfermedad, la construcción de viviendas sociales o vacaciones
pagadas.
- La ley constitutiva de Cortes (1942)
- El Fuero de los Españoles (1945):
recogía los derechos y deberes de los españoles dentro de los principios del
régimen así como la confesionalidad católica.
- La Ley de Referéndum Nacional
(1945): abría la posibilidad de convocar referéndum las decisiones que el
gobierno considerase oportuna.
- La Ley de Sucesión (1947):
el nuevo régimen se definía en lo formal como una monarquía si bien
sometida a lo que se denominaba "principios del Movimiento". Ello
dejaba a Juan de Borbón, hijo de alfonso XIII y pretendiente al trono, sin
opciones de recuperar la Corona
española.
- La Ley de principios del
Movimiento Nacional (1958): partiendo de los principios de la Falange los ajustaba al
nacionalcatolicismo.
- La Ley Orgánica del Estado
(1966): Fue la última gran ley que, aglutinando las anteriores, terminaba
por dar forma jurídica al Estado franquista.
Frente a la democracia
parlamentaria, el nuevo régimen se definía como "democracia orgánica" organizada en torno a las
denominadas "organizaciones naturales": familia, municipio y
sindicato. Las Cortes fueron privadas de poder legislativo y estaba controladas
por el Jefe de Estado. Los denominados procuradores a Cortes eran nombrados
unos en función de su cargo dentro del Estado, otros elegidos por los
sindicatos verticales (tercio sindical); las entidades municipales (tercio
municipal) y a, a partir de 1967, el llamado tercio familiar, elegidos entre
los que figuraban en el censo como cabezas de familia y las mujeres casadas. El
resto eran designados directamente por Franco. El gobierno nombraba los
gobernadores militares y civiles quienes, a su vez, nombraban los ayuntamientos.
Represión y oposición
La
guerra tuvo como consecuencia directa la marcha al exilio de unas 500.000 personas, la
mayoría hacía Francia donde, al menos 300.000 fueron enviados a improvisados
campos de refugiados. Una parte del exilio intelectual y político marchó a
México donde se establecieron las instituciones republicanas en el exilio sin
reconocimiento internacional. Sin embargo, tras la guerra se sucedieron los
indultos y amnistía para los exiliados "sin delitos de sangre" lo que
permitió el regreso de miles de exiliados si bien muchos con el tiempo,
prefirieron instalarse para siempre en su país de acogida.
No obstante, los años que
siguieron al final de la guerra estuvieron marcados por la persecución de todos
aquellos que habían dado muestras de ser afectos a la República o de haber
colaborado con ella. Leyes como la Ley de responsabilidades políticas
(1939), la Ley de represión de la masonería y comunismo (1940) o
la Ley de seguridad del Estado (1941) supusieron el
encarcelamiento de más de 500.000 presos entre 1936 y 1947 de los que unos
140000 murieron como consecuencia del hambre, enfermedades o ejecuciones Miles
de presidiarios fueron utilizados como manos de obra barata tanto para empresas
privadas afines al régimen como obras públicas como la construcción del
mausoleo del Valle de los Caídos
Profesores universitarios
así como maestros y profesores de enseñanzas medias y funcionarios del Estado
fueron apartados de sus funciones mientras que los intelectuales que no
colaboraban con el régimen se vieron silenciados por la censura. Se prohibió el
uso de cualquier otra lengua que no fuera el español en las instituciones por
lo que el uso de las otras lenguas españolas tales como catalán, gallego o
euskera quedó delimitado al ámbito privado y familiar.
Si bien la guerra se
saldó con la victoria del bando "nacional", pronto se formaron
guerrillas integradas por excombatientes republicanos, fundamentalmente
anarquistas y comunistas en un intento de mantener viva la lucha en espera de que
las victoria de los aliados supusiera el fin del régimen franquista. Esta lucha
de guerrilla, protagonizada por los llamados "maquis" se dio en zonas
rurales de toda España fundamentalmente del norte aunque también en Sierra
Morena y eran difundidas por la emisora clandestina "Radio
Pirenaica". Con la finalidad de hacer frente a estas guerrillas se aprobó
en 1947 la Ley de Represión del Bandidaje y Terrorismo, siendo
combatida fundamentalmente por la Guardia Civil. Más allá de la guerra
de guerrillas, la oposición se organizó sobre todo en los ambientes
universitarios y se sucedieron a lo largo de los años diferentes huelgas, sobre
todo en Cataluña, Madrid y País Vasco, que sin embargo eran silenciadas en los
medios de comunicación.
Política exterior:
El apoyo
recibido durante la guerra por parte de los ejércitos alemán e italiano,
posicionaba al nuevo Estado franquista dentro de la órbita de los estados
fascistas con cuyos regímenes se identificaba. El inicio de la guerra
planteaba la cuestión de la posición de España en el conflicto. Si bien España
se declaró neutral, en octubre de 1940 Franco y Hitler se reunieron en la
ciudad francesa de Hendaya para contemplar sin éxito la posibilidad de la entrada de España en la
guerra, al no dar Hitler respuesta a las demandas de Franco. En 1941 fue con
Mussolini con quien se entrevistó Franco aunque tampoco se concretó la
intervención española. No obstante, España cambió su estatus de país neutral
por "no beligerante" y decidió enviar la denominada División Azul para integrarse en el
ejército alemán en la invasión a la
URSS.
La evolución de la
guerra en favor del bando aliado hizo que el régimen franquista buscara marcar
distancias con los regímenes fascista y nazi de manera que en 1943 de nuevo España
pasó a declararse neutral y retiraba la División Azul del
frente ruso. Franco decidió iniciar una política de acercamiento a las
potencias aliadas y a partir de julio de 1945 sustituyó a los falangistas del
gobierno por otros católicos no falangistas. En septiembre se suprimieron los
saludos fascistas y el uso del uniforme falangista entre los miembros del
gobierno así como cualquier símbolo que vinculase al régimen franquista con las
potencias perdedoras de la guerra.
Tras la derrota de sus principales
aliados, España quedaba aislada diplomáticamente y se vio privada del Plan
Marshal impulsado por Estados Unidos para la reconstrucción de Europa
occidental y excluida de la recién creada ONU. Don Juan de Borbón denunciaba mediante el “manifiesto de Lausana” al régimen franquista y reinvindicaba la
monarquía como elemento de cohesión entre los españoles. Tan sólo el gobierno
dictatorial portugués de Salazar y el populista argentino de Perón
ayudaron a España con el envío de alimentos.
Sin embargo, la situación
internacional con el inicio de la Guerra Fría habría de beneficiar al régimen
franquista, a quien, olvidando sus orígenes fascistas, se veía como un aliado
útil contra el comunismo en una zona geoestratégica de primer orden. La
consecuencia más inmediata fue, gracias al cambio de actitud de Estados Unidos
y los países latinoamericanos, la integración
en 1950 de España en la ONU
y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con los principales países
occidentales lo que abría la puerta al restablecimiento también de relaciones
económicas y comerciales.
Dos acuerdos
diplomáticos firmados en 1953 fueron fundamentales para el franquismo. El
primero el Concordato con la Santa Sede que
suponía el respaldo oficial de la
Iglesia católica a Franco, quien se reservaba el derecho de
presentar a los candidatos a obispos, mientras que la Iglesia católica obtenía
importantes ventajas fiscales, económicas así como de preeminencia en la
educación y en todos los ámbitos de la vida de los españoles. Por otra parte,
la firma de los llamados Pactos de
Madrid con Estados Unidos suponía la concesión de ayudas económicas a
España a cambio de la autorización para la instalación de cuatro bases
militares estadounidenses en España. La visita a
España del presidente de Estados Unidos, Eisenhower en 1959 visualizaba el
final del aislamiento del franquismo.
Política económica
La política económica
de la dictadura franquista vino condicionada por la política exterior. La
destrucción de gran parte de los recursos agrícolas e industriales durante la
guerra y el aislamiento internacional al que se vio sometida España a partir de
1945 llevaron al régimen franquista a adoptar una política intervencionista y
autárquica. En 1939 se inició un programa de reconstrucción de la
economía que suponía la intervención del Estado mediante la creación del Instituto Nacional de Industria (INI)
que prestó especial atención a la industrial militar y aquellos sectores
considerados claves como el naval, siderúrgico, ferroviario, aeronáutico y
automoción. Se crearon empresas como Iberia o SEAT y se nacionalizaron
compañías como Telefónica o RENFE. La agricultura, por el contrario, seguía
estancada si bien a partir de los años cincuenta se iniciaron planes integrales
para el desarrollo del regadío. La política hidráulica fue preferente durante
estos años con la construcción de numerosos pantanos con la finalidad de
almacenar agua y atajar los repetidos episodios de sequías así como para la
producción hidroeléctrica.
A partir de
mediados de la década de los cincuenta, España ingresó en la ONU y restableció relaciones
diplomáticas con las potencias occidentales. Ello suponía la llegada de nuevas
oportunidades económicas y el abandono de la autarquía. En 1957 Franco
remodelaba el gobierno dando paso a destacados miembros del Opus Dei en
detrimento de los falangistas, dando prioridad a la formación económica e
intelectual de los nuevos ministros frente a otras consideraciones ideológicas.
Fueron conocidos como tecnócratas.
Entre 1957 y 1959 el gobierno emprendió
una política de reformas encaminadas a la modernización de la economía
española. En 1959 se aprobó el plan de
estabilización que abría paso a la liberalización de la economía a
través de medidas fiscales para reducir los gastos, aumentar los impuestos,
suprimir las ayudas fiscales a las empresas públicas y rebajar la inflación. De
manera simultánea, se adoptaron medidas como la devaluación de la peseta que
favoreció la inversión extranjera y la importación de productos extranjeros. Si bien en un primer momento estos planes tuvieron consecuencias
negativas para la población, en la década siguiente se vieron los efectos
positivos al permitir el crecimiento económico.
En 1962 se creó la Comisaría del Plan de Desarrollo con la
finalidad de planificar el sector público y orientar las inversiones privadas.
Entre 1964 y 1975 se desarrollaron tres planes de desarrollo cuyos
objetivos eran superar las deficiencias estructurales en general y favorecer
las zonas menos industrializadas a través de la creación de los polos de desarrollo. Sin embargo, a
pesar de la voluntad inicial, dichas inversiones fueron a parar a Madrid,
Valencia, Cataluña y País Vasco motivadas más por intereses políticos
(favorecer el desarrollo y por lo tanto la estabilidad política y social) que
económicos; dejando otras zonas de España desfavorecidas y convirtiéndose en
lugares de expulsión de emigrantes (Extremadura, ambas Castillas, Murcia,
Andalucía, ,...). También desde 1959 destacaron las inversiones en vivienda,
electrificación, carreteras y ferrocarril aunque de nuevo se vieron favorecidas
ciertas regiones frente a otras en cuanto a infraestructuras, acentuando las
desigualdades territoriales.
Todas estas medidas
tuvieron como efecto el desarrollo
económico de los años sesenta. El desarrollo industrial permitió un
crecimiento espectacular del PIB. Entre los factores que permitieron dicho
desarrollo cabe citar la contención de los salarios, la mayor competitividad de
los productos españoles fruto de la modernización de la industria y la
abundancia de mano de obra barata como consecuencia de la inmigración interior
procedente del campo como efecto de la modernización también de la agricultura.
También se dieron factores exteriores como la buena coyuntura económica
internacional de la década de los sesenta, el aumento del turismo que se
convertirá en un motor económico de primer orden y la salida de casi un millón
y medio de emigrantes a trabajar a Europa cuyas divisas estimulaban el
crecimiento económico.
El SEAT seiscientos y el turismo, dos símbolos del desarrollismo de los años 60 |
Esta situación de crecimiento favoreció un descenso de la mortalidad, especialmente infantil, a la par que un aumento de la natalidad. Este fenómeno de crecimiento demográfico fue conocido como "baby boom".
Cambios socioeconómicos
La prosperidad económica de la década de
los sesenta tuvo un fuerte impacto en la forma de vida y mentalidad de los
españoles al pasar de una sociedad que hasta el momento había sido
fundamentalmente rural a otra mayoritariamente urbana. Junto al desarrollo
económico fueron mejorando las políticas sociales; sobre todo en cuanto a
sanidad y educación. En 1970 una Ley
general de Educación amplió la educación obligatoria hasta los 14 años y
juntos a los estudios preuniversitarios se fomentaron aquellos orientados al
mundo laboral (Formación profesional).
La mentalidad de los
nuevos españoles fue modernizándose a la vez que se importaban costumbres del
resto de Europa y la moral se relajaba y se transformaban las relaciones
sociales y familiares. Así mismo, la llegada de turistas europeos así como de
los emigrantes que retornaban a España tras haber experimentado vivir en países
más libre y desarrollados que España, permitió la introducción de nuevas modas
y una mentalidad más abierta. Esta situación también generó el desarrollo de
una mayor conciencia política crítica con el franquismo, sobre todo, entre la
población más joven y universitaria.
Los últimos años del franquismo
Desde 1957 los
sucesivos gobiernos intentaron modernizar el sistema político, sin renunciar a
los principios ideológicos del mismo y garantizar su supervivencia tras la
muerte de Franco. La Ley del Régimen Jurídico de la Administración Civil
del Estado de 1957 pretendió
agilizar y modernizar la administración estableciendo la separación entre la
presidencia del gobierno y la jefatura del Estado, aunque Franco siguió
detentando ambos cargos hasta casi sus últimos años. La Ley de prensa de 1966 permitía una mayor libertad a los medios de comunicación
aunque más en lo moral que en lo político. También en 1966 se publicó la ya
mencionada Ley Orgánica del Estado. En 1969,
Franco designó a Juan Carlos de Borbón heredero al trono, si bien los
derechos legítimos aún los tenía su padre don Juan, en un intento de que el
futuro rey mantuviera el régimen. Otras leyes aperturistas afectaban a la Seguridad Social ,
libertad religiosa o la educación.
Este aperturismo político
provocó enfrentamientos entre aquellos partidarios de dichas políticas, como
Fraga Iribarne, o los inmovilistas, denominados el "búnker", que se
negaban a cualquier cambio y pretendían mantener intacto el régimen nacido en
1939.
Los últimos años del franquismo vinieron marcados por el aumento de la oposición; tanto en el interior (huelgas estudiantiles, aumento de la conflictividad social, nacimiento de ETA) como exterior. El proceso de Burgos en 1970 contra miembros de ETA y la condena a muerte de seis etarras provocó una fuerte reacción de protesta tanto interior como, principalmente, exterior. Sin embargo, el régimen actuó con una fuerte represión política a la vez que hacía una demostración de apoyo popular a Franco, si bien éste finalmente computó las condenas por la de cadena perpetua.
En junio de 1973, Franco
cedía por primera vez la presidencia del gobierno. El almirante Luís Carrero Blanco, representante del
sector inmovilista, era nombrado presidente del gobierno si bien su asesinato
por ETA en diciembre de ese mismo año provocó mayores tensiones entre las
distintas "familias" del régimen.
Carlos Arias Navarro, otro inmovilista, sustituyó a Carrero Blanco.
Los últimos años vinieron marcados por un retroceso en las políticas
aperturistas de años anteriores y un aumento de la represión policial para
reprimir los movimientos de oposición cada vez más frecuentes y visibles. De
nuevo la condena a muerte y en este caso la ejecución de cinco terroristas
provocó un aumento de la oposición internacional al franquismo. Además, la
agonía de Franco fue aprovechada por el rey de Marruecos, Hassam II, para
ocupar con civiles los territorios españoles en el protectorado de Marruecos en
la llamada "Marcha Verde" lo
que supuso el abandono de dicho protectorado por España que fueron ocupados por
Mauritania y Marruecos.
El 20 de noviembre de 1975 Franco moría en la confianza de la continuidad de su régimen en la figura del rey Juan Carlos I, quien, por el contrario, ya había iniciado contactos para iniciar un proceso de trannsición democrática en España.