martes, 9 de abril de 2019

TEMA 17: LA DICTADURA FRANQUISTA


Características generales de la dictadura franquista
      Si bien el general Francisco Franco se sumó a última hora a una sublevación de la que los generales Sanjurjo y Mola habían sido sus principales ideólogos; las circunstancias que se fueron desencadenando durante la guerra  (muerte de Sanjurjo, dirección por Franco del ejército de Marruecos, el más preparado, el hecho de que Franco lograra el apoyo fundamental de Alemania e Italia o la labor propagandística en torno a acciones llevadas a cabo por Franco durante la guerra como la liberación del Alcázar de Toledo) convirtieron al general Francisco Franco en el líder principal del bando sublevado. A partir de 1937, cuando recibió  la jefatura del Estado y gobierno de la zona "nacional" así como los títulos de "generalísimo de los ejércitos" y caudillo, el poder de Franco se hizo incontestable saliendo reforzado tras la victoria el 1 de abril de 1939. 
       El resultado de esta acumulación de poder unido a la propaganda fue la creación de una dictadura personal, autoritaria y con una importante presencia militar. Si bien en un principio el levantamiento contra la República carecía de un programa político elaborado, más allá del rechazo a las políticas de izquierdas, pronto se identificó con los regímenes fascistas dando un gran protagonismo al partido de la Falange tradicionalistas de las JONS. La esperanza de las fuerzas republicanas de que la derrota de las dictaduras fascistas conllevara también el fin de la dictadura en España y la vuelta a la democracia pronto se vieron frustradas. El contexto de la "Guerra Fría" que se inició tras la guerra jugaron a favor de Franco quien utilizó la baza anticomunista de su régimen para garantizar su supervivencia.
      Si bien, la represión fue especialmente virulenta en los años que siguieron al final de la guerra civil, ésta continuó durante toda la dictadura mediante la aplicación de la censura y el recorte de libertades y derechos básicos como la libertad de expresión. No obstante, a lo largo tiempo el estado franquista se volvió más permisivo en cuanto a ciertas prácticas sociales, aunque siempre estuvo fuertemente influenciado por la moral católica que caracterizó a un régimen que se definía así mismo como Nacionalcatólico. Falangistas, monárquicos, carlistas, militares y organizaciones católicas, como el Opus Dei, serán las "familias" en las que se apoyará en régimen según el momento y las circunstancias.
   Desde el primer momento, el franquismo se caracterizó por el control ideológico a través de la educación, el cine, la prensa y, a partir de finales de los 50, la televisión. Se fue modelando un nuevo modelo cultural basado en el catolicismo, el ultranacionalismo y conservadurismo social para cuya difusión se crearon toda una serie de organizaciones como el Frente de Juventudes donde se enseñaba Formación del Espíritu Nacional. Igualmente, la mujer perdió gran parte de los derechos adquiridos durante la República, de manera que su papel quedaba relegado al de "madre y esposa", transmisora de los valores familiares y relegada al control masculino ya fuera de su padre o marido (no podían viajar al extranjero o pedir un préstamo bancario sin su autorización).Para difundir estos nuevos roles femeninos se creó la llamada Sección Femenina


"Consejos para la buena esposa" de la Sección Femenina.
  La enseñanza pasó a estar controlada por la Iglesia católica. Gran parte de los maestros y profesores que habían estado comprometidos con la labor educativa republicana fueron apartados y sustituidos por otros afines al nuevo Estado.
   Desde 1937 hasta 1966 se fueron aprobando una serie de leyes que integraron las llamadas Leyes Fundamentales  que fueron dando forma al nuevo estado franquista:
 - El Fuero del Trabajo (1938): fue la primera ley fundamental y su función era regular las relaciones laborales. se basaba en la concepción fascista del "sindicato vertical", una organización corporativa que integraba en una misma organización a representantes de empresarios y trabajadores bajo la supervisión del Estado. Jornada laboral, salarios y derechos laborales quedaban reglados prohibiéndose el derecho a la huelga lo que evitaba la confrontación social que había caracterizado gran parte de la primera mitad del siglo. Además, el gobierno franquista adoptó una política de protección social como la creación de un seguro de enfermedad, la construcción de viviendas sociales o vacaciones pagadas.
- La ley constitutiva de Cortes (1942)
- El Fuero de los Españoles (1945): recogía los derechos y deberes de los españoles dentro de los principios del régimen así como la confesionalidad católica.
- La Ley de Referéndum Nacional (1945): abría la posibilidad de convocar referéndum las decisiones que el gobierno considerase oportuna.
- La Ley de Sucesión (1947): el nuevo régimen se definía en lo formal como una monarquía si bien  sometida a lo que se denominaba "principios del Movimiento". Ello dejaba a Juan de Borbón, hijo de alfonso XIII y pretendiente al trono, sin opciones de recuperar la Corona española.
- La Ley de principios del Movimiento Nacional (1958): partiendo de los principios de la Falange los ajustaba al nacionalcatolicismo.
- La Ley Orgánica del Estado (1966): Fue la última gran ley que, aglutinando las anteriores, terminaba por dar forma jurídica al Estado franquista.
  Frente a la democracia parlamentaria, el nuevo régimen se definía como "democracia orgánica" organizada en torno a las denominadas "organizaciones naturales": familia, municipio y sindicato. Las Cortes fueron privadas de poder legislativo y estaba controladas por el Jefe de Estado. Los denominados procuradores a Cortes eran nombrados unos en función de su cargo dentro del Estado, otros elegidos por los sindicatos verticales (tercio sindical); las entidades municipales (tercio municipal) y a, a partir de 1967, el llamado tercio familiar, elegidos entre los que figuraban en el censo como cabezas de familia y las mujeres casadas. El resto eran designados directamente por Franco. El gobierno nombraba los gobernadores militares y civiles quienes, a su vez, nombraban los ayuntamientos.

 Represión y oposición 
          La guerra tuvo como consecuencia directa la marcha al exilio de unas 500.000 personas, la mayoría hacía Francia donde, al menos 300.000 fueron enviados a improvisados campos de refugiados. Una parte del exilio intelectual y político marchó a México donde se establecieron las instituciones republicanas en el exilio sin reconocimiento internacional. Sin embargo, tras la guerra se sucedieron los indultos y amnistía para los exiliados "sin delitos de sangre" lo que permitió el regreso de miles de exiliados si bien muchos con el tiempo, prefirieron instalarse para siempre en su país de acogida.
   No obstante, los años que siguieron al final de la guerra estuvieron marcados por la persecución de todos aquellos que habían dado muestras de ser afectos a la República o de haber colaborado con ella. Leyes como la Ley de responsabilidades políticas (1939), la Ley de represión de la masonería y comunismo (1940) o la Ley de seguridad del Estado (1941) supusieron el encarcelamiento de más de 500.000 presos entre 1936 y 1947 de los que unos 140000 murieron como consecuencia del hambre, enfermedades o ejecuciones Miles de presidiarios fueron utilizados como manos de obra barata tanto para empresas privadas afines al régimen como obras públicas como la construcción del mausoleo del Valle de los Caídos
    Profesores universitarios así como maestros y profesores de enseñanzas medias y funcionarios del Estado fueron apartados de sus funciones mientras que los intelectuales que no colaboraban con el régimen se vieron silenciados por la censura. Se prohibió el uso de cualquier otra lengua que no fuera el español en las instituciones por lo que el uso de las otras lenguas españolas tales como catalán, gallego o euskera quedó delimitado al ámbito privado y familiar.
     Si bien la guerra se saldó con la victoria del bando "nacional", pronto se formaron guerrillas integradas por excombatientes republicanos, fundamentalmente anarquistas y comunistas en un intento de mantener viva la lucha en espera de que las victoria de los aliados supusiera el fin del régimen franquista. Esta lucha de guerrilla, protagonizada por los llamados "maquis" se dio en zonas rurales de toda España fundamentalmente del norte aunque también en Sierra Morena y eran difundidas por la emisora clandestina "Radio Pirenaica". Con la finalidad de hacer frente a estas guerrillas se aprobó en 1947 la Ley de Represión del Bandidaje y Terrorismo, siendo combatida fundamentalmente por la Guardia Civil.    Más allá de la guerra de guerrillas, la oposición se organizó sobre todo en los ambientes universitarios y se sucedieron a lo largo de los años diferentes huelgas, sobre todo en Cataluña, Madrid y País Vasco, que sin embargo eran silenciadas en los medios de comunicación.

 Política exterior: 
     
  El apoyo recibido durante la guerra por parte de los ejércitos alemán e italiano, posicionaba al nuevo Estado franquista dentro de la órbita de los estados fascistas  con cuyos regímenes se identificaba. El inicio de la guerra planteaba la cuestión de la posición de España en el conflicto. Si bien España se declaró neutral, en octubre de 1940 Franco y Hitler se reunieron en la ciudad francesa de Hendaya para contemplar sin éxito  la posibilidad de la entrada de España en la guerra, al no dar Hitler respuesta a las demandas de Franco. En 1941 fue con Mussolini con quien se entrevistó Franco aunque tampoco se concretó la intervención española. No obstante, España cambió su estatus de país neutral por "no beligerante" y decidió enviar la denominada División Azul para integrarse en el ejército alemán en la invasión a la URSS.
     La evolución de la guerra en favor del bando aliado hizo que el régimen franquista buscara marcar distancias con los regímenes fascista y nazi de manera que en 1943 de nuevo España pasó a declararse neutral y retiraba la División Azul del frente ruso. Franco decidió iniciar una política de acercamiento a las potencias aliadas y a partir de julio de 1945 sustituyó a los falangistas del gobierno por otros católicos no falangistas. En septiembre se suprimieron los saludos fascistas y el uso del uniforme  falangista entre los miembros del gobierno así como cualquier símbolo que vinculase al régimen franquista con las potencias perdedoras de la guerra. 
   Tras la derrota de sus principales aliados, España quedaba aislada diplomáticamente y se vio privada del Plan Marshal impulsado por Estados Unidos para la reconstrucción de Europa occidental y excluida de la recién creada ONU. Don Juan de Borbón denunciaba mediante el “manifiesto de Lausana” al régimen franquista y reinvindicaba la monarquía como elemento de cohesión entre los españoles. Tan sólo el gobierno dictatorial portugués de Salazar  y el populista argentino de Perón ayudaron a España con el envío de alimentos.
   Sin embargo, la situación internacional con el inicio de la Guerra Fría habría de beneficiar al régimen franquista, a quien, olvidando sus orígenes fascistas, se veía como un aliado útil contra el comunismo en una zona geoestratégica de primer orden. La consecuencia más inmediata fue, gracias al cambio de actitud de Estados Unidos y los países latinoamericanos, la integración en 1950 de España en la ONU y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con los principales países occidentales lo que abría la puerta al restablecimiento también de relaciones económicas y comerciales.
     Dos acuerdos diplomáticos firmados en 1953 fueron fundamentales para el franquismo. El primero el Concordato con la Santa Sede que suponía el respaldo oficial de la Iglesia católica a Franco, quien se reservaba el derecho de presentar a los candidatos a obispos, mientras que la Iglesia católica obtenía importantes ventajas fiscales, económicas así como de preeminencia en la educación y en todos los ámbitos de la vida de los españoles. Por otra parte, la firma de los llamados Pactos de Madrid con Estados Unidos suponía la concesión de ayudas económicas a España a cambio de la autorización para la instalación de cuatro bases militares estadounidenses en España. La visita a España del presidente de Estados Unidos, Eisenhower en 1959 visualizaba el final del aislamiento del franquismo.

Política económica
      La política económica de la dictadura franquista vino condicionada por la política exterior. La destrucción de gran parte de los recursos agrícolas e industriales durante la guerra y el aislamiento internacional al que se vio sometida España a partir de 1945 llevaron al régimen franquista a adoptar una política intervencionista y autárquica.  En 1939 se inició un programa de reconstrucción de la economía que suponía la intervención del Estado mediante la creación del Instituto Nacional de Industria (INI) que prestó especial atención a la industrial militar y aquellos sectores considerados claves como el naval, siderúrgico, ferroviario, aeronáutico y automoción. Se crearon empresas como Iberia o SEAT y se nacionalizaron compañías como Telefónica o RENFE. La agricultura, por el contrario, seguía estancada si bien a partir de los años cincuenta se iniciaron planes integrales para el desarrollo del regadío. La política hidráulica fue preferente durante estos años con la construcción de numerosos pantanos con la finalidad de almacenar agua y atajar los repetidos episodios de sequías así como para la producción hidroeléctrica. 

     Los años de la autarquía vinieron marcados por la escasez de alimentos que se solucionó estableciendo un control sobre el consumo con las "cartillas de racionamiento" que beneficiaba la aparición de un mercado ilegal paralelo, el llamado "mercado negro o estraperlo". El gobierno intentó controlar y aumentar la producción de trigo a través del Servicio Nacional del Trigo que obligaba a los agricultores a vender la mayor parte de sus cosechas a un precio establecido. Sin embargo, el problema no fue solucionado y las ayudas de Portugal y Argentina contribuyeron a mitigar el problema. No obstante, una amplia capa de la población vivía en la pobreza extrema y el régimen recurrió al Auxilio  Social, controlada por Falange, para ayudar a los sectores más necesitados a través de comedores. 
       A partir de mediados de la década de los cincuenta, España ingresó en la ONU y restableció relaciones diplomáticas con las potencias occidentales. Ello suponía la llegada de nuevas oportunidades económicas y el abandono de la autarquía. En 1957 Franco remodelaba el gobierno dando paso a destacados miembros del Opus Dei en detrimento de los falangistas, dando prioridad a la formación económica e intelectual de los nuevos ministros frente a otras consideraciones ideológicas. Fueron conocidos como tecnócratas.
       Entre 1957 y 1959 el gobierno emprendió una política de reformas encaminadas a la modernización de la economía española. En 1959 se aprobó el plan de estabilización que abría paso a la liberalización de la economía  a través de medidas fiscales para reducir los gastos, aumentar los impuestos, suprimir las ayudas fiscales a las empresas públicas y rebajar la inflación. De manera simultánea, se adoptaron medidas como la devaluación de la peseta que favoreció la inversión extranjera y la importación de productos extranjeros. Si bien en un primer momento estos planes tuvieron consecuencias negativas para la población, en la década siguiente se vieron los efectos positivos al permitir el crecimiento económico.
            En 1962 se creó la Comisaría del Plan de Desarrollo con la finalidad de planificar el sector público y orientar las inversiones privadas. Entre 1964 y 1975 se desarrollaron tres planes de desarrollo  cuyos objetivos eran superar las deficiencias estructurales en general y favorecer las zonas menos industrializadas a través de la creación de los polos de desarrollo. Sin embargo, a pesar de la voluntad inicial, dichas inversiones fueron a parar a Madrid, Valencia, Cataluña y País Vasco motivadas más por intereses políticos (favorecer el desarrollo y por lo tanto la estabilidad política y social) que económicos; dejando otras zonas de España desfavorecidas y convirtiéndose en lugares de expulsión de emigrantes (Extremadura, ambas Castillas, Murcia, Andalucía, ,...). También desde 1959 destacaron las inversiones en vivienda, electrificación, carreteras y ferrocarril aunque de nuevo se vieron favorecidas ciertas regiones frente a otras en cuanto a infraestructuras, acentuando las desigualdades territoriales.
      Todas estas medidas tuvieron como efecto el desarrollo económico de los años sesenta. El desarrollo industrial permitió un crecimiento espectacular del PIB. Entre los factores que permitieron dicho desarrollo cabe citar la contención de los salarios, la mayor competitividad de los productos españoles fruto de la modernización de la industria y la abundancia de mano de obra barata como consecuencia de la inmigración interior procedente del campo como efecto de la modernización también de la agricultura. También se dieron factores exteriores como la buena coyuntura económica internacional de la década de los sesenta, el aumento del turismo que se convertirá en un motor económico de primer orden y la salida de casi un millón y medio de emigrantes a trabajar a Europa cuyas divisas estimulaban el crecimiento económico.
El SEAT seiscientos y el turismo, dos símbolos
del desarrollismo de los años 60
Os dejo un curioso vídeo para promocionar el turismo:


         
Esta situación de crecimiento favoreció un descenso de la mortalidad, especialmente infantil, a la par que un aumento de la natalidad. Este fenómeno de crecimiento demográfico fue conocido como "baby boom".

 Cambios socioeconómicos
     La prosperidad económica de la década de los sesenta tuvo un fuerte impacto en la forma de vida y mentalidad de los españoles al pasar de una sociedad que hasta el momento había sido fundamentalmente rural a otra mayoritariamente urbana. Junto al desarrollo económico fueron mejorando las políticas sociales; sobre todo en cuanto a sanidad y educación. En 1970 una Ley general de Educación amplió la educación obligatoria hasta los 14 años y juntos a los estudios preuniversitarios se fomentaron aquellos orientados al mundo laboral (Formación profesional).
      La mentalidad de los nuevos españoles fue modernizándose a la vez que se importaban costumbres del resto de Europa y la moral se relajaba y se transformaban las relaciones sociales y familiares. Así mismo, la llegada de turistas europeos así como de los emigrantes que retornaban a España tras haber experimentado vivir en países más libre y desarrollados que España, permitió la introducción de nuevas modas y una mentalidad más abierta. Esta situación también generó el desarrollo de una mayor conciencia política crítica con el franquismo, sobre todo, entre la población más joven y universitaria.

Los últimos años del franquismo
     Desde 1957 los sucesivos gobiernos intentaron modernizar el sistema político, sin renunciar a los principios ideológicos del mismo y garantizar su supervivencia tras la muerte de Franco. La Ley del Régimen Jurídico de la Administración Civil del Estado de 1957 pretendió agilizar y modernizar la administración estableciendo la separación entre la presidencia del gobierno y la jefatura del Estado, aunque Franco siguió detentando ambos cargos hasta casi sus últimos años. La Ley de prensa de 1966 permitía una mayor libertad a los medios de comunicación aunque más en lo moral que en lo político. También en 1966 se publicó la ya mencionada  Ley Orgánica del Estado. En 1969, Franco designó a Juan Carlos de Borbón heredero al trono, si bien los derechos legítimos aún los tenía su padre don Juan, en un intento de que el futuro rey mantuviera el régimen. Otras leyes aperturistas afectaban a la Seguridad Social, libertad religiosa o la educación.
    Este aperturismo político provocó enfrentamientos entre aquellos partidarios de dichas políticas, como Fraga Iribarne, o los inmovilistas, denominados el "búnker", que se negaban a cualquier cambio y pretendían mantener intacto el régimen nacido en 1939. 
   
 Los últimos años del franquismo vinieron marcados por el aumento de la oposición; tanto en el interior (huelgas estudiantiles, aumento de la conflictividad social, nacimiento de ETA) como exterior. El proceso de Burgos en 1970 contra miembros de ETA y la condena a muerte de seis etarras provocó una fuerte reacción de protesta tanto interior como, principalmente, exterior. Sin embargo, el régimen actuó con una fuerte represión política a la vez que hacía una demostración de apoyo popular a Franco, si bien éste finalmente computó las condenas por la de cadena perpetua.
   En junio de 1973, Franco cedía por primera vez la presidencia del gobierno. El almirante Luís Carrero Blanco, representante del sector inmovilista, era nombrado presidente del gobierno si bien su asesinato por ETA en diciembre de ese mismo año provocó mayores tensiones entre las distintas "familias" del régimen.
      Carlos Arias Navarro, otro inmovilista, sustituyó a Carrero Blanco. Los últimos años vinieron marcados por un retroceso en las políticas aperturistas de años anteriores y un aumento de la represión policial para reprimir los movimientos de oposición cada vez más frecuentes y visibles. De nuevo la condena a muerte y en este caso la ejecución de cinco terroristas provocó un aumento de la oposición internacional al franquismo. Además, la agonía de Franco fue aprovechada por el rey de Marruecos, Hassam II, para ocupar con civiles los territorios españoles en el protectorado de Marruecos en la llamada "Marcha Verde" lo que supuso el abandono de dicho protectorado por España que fueron ocupados por Mauritania y Marruecos.

 
El 20 de noviembre de 1975 Franco moría en la confianza de la continuidad de su régimen en la figura del rey Juan Carlos I, quien, por el contrario, ya había iniciado contactos para iniciar un proceso de trannsición democrática en España.


lunes, 8 de abril de 2019

TEMA 16: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939)

Los primeros momentos del conflicto

      El golpe de estado había empezado a ser preparado por los generales Mola y Sanjurjo desde marzo de 1936, tras la victoria del Frente Popular en las elecciones. La fecha prevista para la sublevación había sido el 18 de julio si bien, de manera imprevista, el general Franco, que se había trasladado de Canarias al protectorado de Marruecos declaró el estado de guerra poniéndose al mando del ejército de África. En los días sucesivos, entre el 18 y 20, los oficiales al mando de las diferentes zonas militares de España tuvieron que posicionarse del lado del gobierno republicano o sumarse al bando de los sublevados. la decisión varió según las zonas.
       Parte de Andalucía quedó bajo control de los sublevados tras hacerse con el control de Sevilla el general Gonzalo Queipo de Llano. Guarniciones de Cádiz, Córdoba y Granada se sumaron a la sublevación si bien Huelva y la mayor parte de Andalucía oriental permanecieron fieles a la República.  En el norte, el general Mola, uno de los líderes de la conspiración tomó navarra mientras que gran parte de Aragón quedó también bajo control de los sublevados, lo que pasará a denominarse zona nacional, tras el control de Zaragoza por el general Cabanellas. Galicia, Canarias, la Rioja, Mallorca, norte de Extremadura y gran parte de Castilla y León pasaron a estar controladas por las tropas sublevadas.


     Por el contrario, la fachada mediterránea, gran parte de la cornisa cantábrica y la mitad sur de España se mantuvieron fieles al gobierno republicano gracias principalmente a  que la revuelta fue sofocadas gracias a la intervención de las fuerzas de orden público (guardia de Asalto y Guardia Civil) así como a la organización espontánea de milicianos, organizados por los partidos políticos y sindicatos, Esta situación se tradujo en que los principales centros industriales y  mineros (Asturias, Cataluña o Madrid) así como los principales puertos mediterráneos (Barcelona, Valencia, Alicante  y Cartagena) seguían bajo control republicano, si bien, gran parte de las zonas agrícolas y ganaderas habían quedado bajo el control del bando nacional. También había quedado bajo control republicano las reservas de oro del Banco de España, fundamentales para hacer frente a la contienda.
      Aunque en un primer momento se infravaloró el alcance de la sublevación, pronto se constató la superioridad militar del bando sublevado al contar con las tropas mejor preparadas, la de Marruecos y con el apoyo militar de Alemania e Italia, cuyos regímenes fascistas no dudaron en apoyar al bando sublevado aportando material militar, soldados y, sobre todo, aviación. Los grandes terratenientes, los medianos y pequeños propietarios agrícolas, gran parte de los católicos de clases medias apoyaron a los sublevados. También la Iglesia católica apoyó abiertamente a los sublevados calificando de "cruzada" la lucha contra las fuerzas de izquierda lo que provocó a su vez una reacción aún más violenta anticlerical en el bando republicano.
Obispos en Burgos haciendo el saludo fascistas

Milicianos republicanos portando imágenes religiosas destruidas
       El orden y la disciplina militar del bando sublevado contrastó rápidamente con el desorden, sobre todo en los primeros momentos, entre las fuerzas afines a la República; principalmente a raíz de la decisión del gobierno de ordenar la desmovilización de los soldados y optar por entregar armas a las milicias populares de los partidos y sindicatos de izquierdas. Ello supuso, que, más allá de la lucha contra los sublevados, cada milicia, en función de su ideología anarquista, comunista o socialista, luchara por la imposición de sus ideas y la consecución de sus fines, sobre todo entre las milicias anarquistas que vieron en la guerra la oportunidad de llevar a cabo la revolución contra el Estado. Ante la ausencia de un poder fuerte que representase la legitimidad del gobierno republicano, surgieron multitud de comités locales y provinciales que luchaban de manera descoordinada y sumieron a muchos territorios en un caos que beneficiaba el avance del ejército golpista.
         
Internacionalización del conflicto


      La guerra civil española ha sido en muchas ocasiones interpretada como el prólogo de la segunda Guerra Mundial que la sucedería a partir de 1939. Pronto el conflicto, sobrepasó las fronteras nacionales si bien la reacción de los diferentes países fue bien diferente. Los países europeos temían que una entrada en la guerra del lado de la República precipitase a Europa a una confrontación generalizada. Sólo la URSS prestó su ayuda a la República con el envío de armamento, pilotos y técnicos, si bien también llegaron comisarios políticos estalinistas (la temida NKVD) para intentar controlar las milicias y tropas bajo las directrices de la IIIª Internacional, reprimiendo de manera brutal a cualquier oposición que surgiese, incluida entre los propios republicanos.
       Sin embargo, la negativa de las principales democracias (EE.UU, Reino Unido  y Francia) fue seguido de un apoyo entusiasta de miles de voluntarios que procedentes de multitud de países acudieron a España a luchar del lado republicano. Socialistas, comunistas, anarquistas pero también demócratas de todo el mundo acudieron para luchar contra el fascismo e un intento de frenar su avance por Europa. organizadas por dirigentes comunistas, estas Brigadas Internacionales tuvieron una actuación especialmente destacada en la defensa de Madrid o en batallas como la de Teruel.
Vagón de tren con brigadistas internacionales
       La República financió la guerra con las reservas de oro del Banco de España que, por decisión de Largo caballero, fue enviado a Moscú y se destinó a la compra de material bélico.
    Frente a la actitud neutral adoptada por las principales democracias durante la contienda, la Alemania nazi y la Italia fascista mostraron desde un primer momento su apoyo al bando sublevado. La posibilidad de privar a Francia de un seguro aliado al sur así como de utilizar a España como campo de pruebas para la futura contienda que se auguraba hizo que desde los primeros días  de la guerra Hitler colaborase con el envío de carros de combate, fuerzas de defensa aérea y aviación de la Legión Cóndor. Mussolini también envió el denominado Corpo di Truppe Volontaire (CTV) mientras que la dictadura de Salazar en Portugal colaboró también con el envío de voluntarios. Además, la falta de oro por parte del bando sublevado se subsanó con la entrega de préstamos por  parte de Alemania e Italia a cambio de materias primas y alimentos.

El desarrollo de la guerra
    El principal objetivo de los militares era la rápida conquista de Madrid para consolidar la sublevación. Sin embargo, aunque el avance de las tropas sublevadas  en los primeros días fue rapidísimo sin encontrar apenas resistencia, éste quedó detenido en la sierra de Guadarrama. Mientras tanto, Mientras tanto, el general Franco, con ayuda de los alemanes, pasaba con las tropas de Marruecos a la península iniciándose la marcha desde el sur hacia el norte por Extremadura bajo el mando del general Yagüe. La conquista de Badajoz y la salvaje represión que dejaron patente la voluntad del ejército sublevado de seguir las consignas de Mola de actuar con toda la violencia posible para extender el terror. a su vez, las noticias de tales sucesos provocaron la reacción furibunda de la población de la zona republicana que, sobre todo en Madrid, actuaron en los primeros meses de guerra con extrema crueldad en la persecución  y ejecución de todos aquellos que consideraban cómplices de los sublevados, la denominada "quinta columna" (miembros del clero, personas que habían destacado por sus ideas conservadoras y en muchas ocasiones personas que simplemente eran víctimas de venganzas personales).
     Aunque Franco tenía que dirigirse según lo acordado a Madrid, decidió hacerlo hacia Toledo para liberar a los militares sublevados que se habían atrincherado en el Alcázar. Si bien esta operación no sólo no tuvo ninguna repercusión bélica importante sino que más bien al contrario permitió a las fuerzas republicanas a organizar la defensa de Madrid; este hecho fue luego utilizado propagandísticamente por Franco quien recibió el título de "Generalísimo de los ejércitos" por la Junta de Defensa de Burgos lo que suponía que se ponía al frente de la sublevación.
    A finales de octubre Franco ordeno la ofensiva sobre Madrid lo que obligó al gobierno republicano a  abandonar la capital y dirigirse a Valencia el 6 de noviembre confiando la defensa de Madrid a una Junta dirigida por el general José Miaja aunque fue el teniente coronel Vicente Rojo quien organizó la defensa. El avance de las tropas era precedido por los bombardeos de la aviación alemana e italiana y todo hacía presagiar una rápida ocupación de la capital. Sin embargo, brigadistas y voluntarios republicanos frenaron el avance de las tropas sublevadas llegando a haber combates en la zona de Casa de Campo y Moncloa ya en la capital. La ciudad estaba siendo atacada por todos los frentes excepto por el este por donde entraron los primero carros de combate soviéticos, los primeros brigadistas internacionales y la columna anarcosindicalista de Durruti. En diciembre se hizo evidente que la ocupación de la ciudad iba a durar más de lo previsto por lo que la ciudad quedó sitiada y la batalla por la conquista de Madrid se prolongó hasta marzo de 1937 produciéndose dos de las batallas más encarnizadas de toda la guerra: la del Jarama y la de Guadalajara en las que el recién constituido ejército Popular de la república obligó al ejército franquista posponer la conquista de Madrid.
      Mientras tanto, en el sur, Las tropas de Queipo de Llano, con la ayuda de la aviación italiana y alemana, ocupó la provincia de Málaga en febrero de 1937 que fue seguida, al igual que sucediera con Badajoz, de una brutal represión.
     Tras desistir de la ocupación de Madrid, la estrategia de los sublevados dirigió las tropas hacia el norte industrial y minero. Tan sólo Asturias, Santander y Vizcaya permanecían bajo control republicano. Durante la ofensiva contra Vizcaya destacó el bombardeo de la ciudad de Guernica  que se convertiría en un símbolo atemporal de la barbarie de la guerra gracias a la obra de Picasso. Finalmente tanto Bilbao como Santander fueron ocupadas en 1937.
   Una vez ocupado el norte de nuevo el objetivo fue Madrid. Sin embargo, la derrota del ejército franquista y la recuperación de Teruel por parte del ejército popular obligó de nuevo a los sublevados a dejar aparcada la ofensiva sobre Madrid y dirigirse a Teruel donde, entre enero y febrero de 1938, tuvo lugar una de las batallas más crueles de la guerra saldándose con la victoria del ejército franquista. La derrota del ejército republicano fue vista como una oportunidad para avanzar en el frente de Aragón. Como consecuencia las tropas franquistas llegaron al mediterráneo lo que supuso rompes la zona republicana en dos aislando a Cataluña.
     Entre julio y agosto de 1938 tuvo lugar la batalla del Ebro, la más encarnizada de las batallas, en un intento desesperado por parte el ejército republicano de unir de nuevo ambas zonas republicanas. Sin embargo, de nuevo el avance inicial republicano quedó frenado por la contraofensiva franquista, cuya victoria prácticamente decantaba la guerra hacia el bando sublevado. A finales de 1938 el ejército franquista avanzó hacia Cataluña siendo ocupada en enero Barcelona y Gerona. Unas 500.000 personas, incluyendo los restos del Ejército Popular de Cataluña así como los miembros del gobierno republicano y de la Generalitat. incluido el presidente de la República Azaña, se exiliaron a Francia.
      En enero de 1939 el presidente del gobierno Juan Negrín regresó a las zonas que aún continuaban bajo control republicano en la esperanza de que la guerra europea que parecía inevitable comenzase y eso ayudase a la causa republicana aunque dicha esperanza pronto se vio imposible de cumplir. En Madrid el coronel Casado junto a dirigentes socialistas y anarquistas intentaron pactar la rendición y se sublevaron contra el gobierno de Negrín. Los últimos meses de la guerra vinieron marcados en las zonas republicanas por el caos y el enfrentamiento entre las distintas  facciones mientras que Negrín y los principales dirigentes comunistas abandonaban el país y el ejército franquista se lanzaba a la ofensiva final contra Madrid que acabó cayendo así como las últimas zonas leales a la república.
El 1 de abril Franco firmó en Burgos su último parte de guerra dando por finalizada la guerra.

La España republicana
     La sublevación primero y el comienzo de la guerra más tarde provocaron el derrumbe del orden republicano produciéndose divisiones internas entras las distintas facciones (comunistas, anarcosindicalistas, socialistas, republicanos,...). Si bien todos luchaban contra los sublevados, los objetivos entre ellos diferían y ello derivaba en enfrentamientos.
   Entre las primeras medidas del gobierno republicano, presidido por Casares Quiroga, fue disolver las guarniciones rebeldes. Sin  embargo, sintiéndose incapaz de controlar la situación dimitió y fue sustituido por  Diego Martínez Barrio que intentó de manera infructuosa negociar con mola para detener la insurrección. Este fracaso provocó su sustitución por José Giral que decidió repartir armas entres los militantes de las organizaciones obreras lo que provocó la pérdida definitiva del control de la situación por parte del gobierno surgiendo multitud de comités, juntas y consejos que, de manera desorganizada, luchaba contra el ejército sublevado a la par que intentaban provocar una revolución.
    Esta situación provocó una oleada de violencia contra aquellos que eran considerados colaboradores o simpatizantes de los sublevados dando lugar a una oleada de terror. La cárcel Modelo fue atacada por un grupo de milicianos que procedieron al asesinato de militares, miembros del clero o simples civiles acusados de fascistas. Durante el verano y otoño de 1936, cuando la llegada a Madrid del ejército sublevado parecía imparable, se sucedieron los "paseos" de presos de las cárceles y "checas" para ser asesinados. Debido a su brutalidad destacaron los asesinatos de Paracuellos del Jarama organizados por el Partido Comunista. Esta violencia fue un aspecto negativo que restó apoyos a la causa republicana.
     La necesidad de reorganizar el Estado para ganar la guerra provocó la dimisión de José Giral y la formación de un nuevo gobierno de coalición  integrado por socialistas, comunistas, republicanos y nacionalistas (catalanes y vascos) presidido por Largo Caballero. Los comunistas participaron a cambio de acabar con el movimiento anarquista y los nacionalistas vascos a cambio de la rápida aprobación de un Estatuto, que fue aprobado el 1 de octubre.En noviembre, los anarquistas cedieron a frenar la revolución y apoyar al gobierno durante la guerra integrándose en el mismo cuatro ministros anarcosindicalistas.
       El nuevo gobierno procedió a reorganizar el ejército, creando el Ejército Popular de la república en el que quedaron integradas las distintas milicias. se crearon comisarios de guerra encargados del adoctrinamiento político y de la represión de cualquier critica o actitud que pudiera afectar a la moral del ejército. Igualmente, se restableció el orden público en un intento de poner fin a las represiones descontroladas de los primeros meses de la guerra.
          Sin embargo, las tensiones entre las distintas facciones del bando republicano eran continuas como quedó evidenciado en el enfrentamiento militar directo que tuvo lugar en Barcelona en mayo de 1937 entre fuerzas de la Generalitat y del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) contra fuerzas anarquistas de la CNT y FAI. El apoyo de largo Caballero a los sindicalistas precipitó su caída por la oposición de gran parte de los socialistas y comunistas, siendo sustituido en el gobierno por el socialista Juan Negrín.
   Durante el desarrollo de la guerra el Partido Comunista fue ganando influencia gracias en gran medida al apoyo militar y político de la URSS; lo que generaba recelos entre el resto de las fuerzas republicanas. Las colectivizaciones fueron desmanteladas y cientos de anarquistas fueron encarcelados o ejecutados por los comunistas.
    El desarrollo de la guerra iba evidenciando las posibilidades cada vez menor por parte de la República de ganar la guerra lo que provocó a partir de 1938 divisiones entre los partidarios de buscar una paz negociada (Azaña o Prieto) y los defensores de continuar con la guerra en la confianza que el estallido de un conflicto a nivel europeo supusiera para la República una opotunidad a su favor (Negrín).  La situación se precipitó a principios de 1939 tras la caída de Cataluña y el reconocimiento del gobierno de Franco por Francia y Reino Unido. Gran parte del gobierno republicano marchó al exilio y tan sólo Negrín y los comunistas mantuvieron la defensa de las pocas plazas conservadas en un último intento de prolongar la guerra hasta el comienzo de una contienda europea. Finalmente, el coronel Casado dio un golpe de Estado y firmó la rendición incondicional.

La España "nacional"
  Desde el primer momento,el bando sublevado dio muestras de una mayor capacidad de organización para hacer frente a una larga guerra civil. Si bien el levantamiento militar contaba con el apoyo de las fuerzas de derechas, monárquicos, carlistas, católicos, falangista; éstos presentaban proyectos políticos diferentes por lo que fue el ejército el que se convirtió en el pilar básico del nuevo Estado.
    El muerte de Sanjurjo, líder de la sublevación, en un accidente aéreo tan sólo dos días después del golpe de Estado provocó la creación de una Junta de Defensa Nacional  en Burgos que pasó a prohibir los partidos políticos del frente Popular y los sindicatos. Se paralizaban todas las reformas emprendidas por el gobierno republicano y se restablecía la bandera bicolor frente a la tricolor republicana.
    Desde el primer momento, siguiendo las consignas del general Mola, el ejército sublevado impuso una política de terror y represión sistemática contra todos aquellos que eran sospechosos de simpatizar o haber colaborado con los republicanos (militares, funcionarios, intelectuales, maestros,...). Miles de personas fueron asesinados conforme avanzaba el ejército "nacional " (Sevilla, Badajoz o Málaga).
   La muerte de Sanjurjo hacía prever que sería el general Mola el que ocuparía el mando unificado del ejército sublevado. Sin embargo, éste cedió ante el general Franco quien, a pesar de haberse sumado a la sublevación en el último momento, dirigía el ejército de marruecos, el mejor preparado y había logrado el apoyo de Alemania e Italia a la causa de los sublevados. Además, la liberación del alcázar de Toledo, si bien había retrasado la marcha sobre Madrid, dio una gran popularidad a Franco. Finalmente, el 1 de octubre de 1936 Francisco Franco era nombrado por la Junta de Defensa nacional "Generalísimo de los Ejércitos" y jefe del gobierno y del Estado. Tras este nombramiento la Junta de Defensa fue disuelta y se creó la Junta Técnica de estado como gobierno consultivo bajo las órdenes de Francos, quien recibió a partir de entonces el título de caudillo iniciándose una intensa campaña propagandística para reforzar la figura de Franco por encima del resto de militares.
   Si bien en un primer el levantamiento contra la República carecía de u programa político, a partir de 1937, a imitación de los regímenes fascistas se creó un partido único, Falange Española Tradicionalista de las JONS que fusionaba a falangistas y carlistas.

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Franco retratado con el uniforme de la Falange
y boina roja carlista
Respecto a la Iglesia católica apoyó casi por unanimidad la rebelión militar como una respuesta frente al marxismo y anarquismo  y llegó a calificar a la guerra como una guerra de cruzada contra el comunismo y el ateísmo.
   Tras dos años y medio de guerra, finalizó el 1 de abril de 1939 con la victoria del llamado bando "nacional" y dando como resultado una cifra en torno a los 500.000 muertos como consecuencia directa de la guerra o bien víctimas de la represión y se estima en más de 500.000 las personas que tuvieron que exiliarse fuera de España. En lo económico, la guerra supuso la destrucción de infraestructuras, viviendas, así como un descenso en todos los aspectos económicos: agricultura, ganadería comercio, construcción, obras públicas. España tardaría años en recuperarse económicamente del impacto de la guerra, si bien las consecuencias más importantes fueron políticas pues la sublevación, lejos de ser una solución coyuntural, dio paso a un sistema político dictatorial liderado por Franco que habría de prolongarse hasta su fallecimiento 36 años después.


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